Las consecuencias del cambio climático no sólo se notan en las turbulencias durante los vuelos. La Corriente Circular del Atlántico (AMOC) podría colapsar hacia mediados de siglo o, potencialmente, en cualquier momento a partir de 2025 si se mantienen las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), lo que tendría graves repercusiones en el clima del Atlántico Norte y del mundo.
Un estudio de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, publicado en la revista 'Nature', concluye que es probable que ocurra un colapso entre 2025-2095 con un intervalo de confianza del 95%, señalando el año 2057 como el "tiempo crítico" para que esto ocurra. Ahora, entre el 35 y el 45% de los modelos de alta calidad que científicos y meteorólogos usan para pronosticar el comportamiento del clima predicen un colapso de la AMOC en la década de 2030.
El citado estudio, liderado por el investigador Pedro Ditlevsen, muestra que un colapso en la corriente del Atlántico supone una "gran" preocupación puesto que es uno de los elementos de inflexión "más importantes" en el sistema climático de la Tierra. Mientras tanto, la subida de la temperatura del mar también amenaza a los arrecifes de coral.
El pasado mes de febrero, los expertos avisaban de que el colapso de la AMOC se estaba empezando a sentir. En concreto, un grupo de científicos del Instituto de Investigación Marina y Atmosférica de la Universidad de Utrecht, en Países Bajos, alertaba de la detección de síntomas de colapso de las cada vez más debilitadas corrientes marinas del océano Atlántico.
La AMOC es un gran sistema de corrientes oceánicas que transportan agua caliente desde los trópicos hacia el Atlántico Norte. Se caracteriza por ser un flujo hacia el norte de agua cálida y salada en las capas superiores del Atlántico, y un flujo hacia el sur de aguas más frías y profundas que forman parte de la circulación termohalina.
Según Ditlevsen, la parada de la AMOC -que no descartan que pueda ser parcial- "puede tener consecuencias muy graves para el clima de la Tierra, por ejemplo, al cambiar la forma en que el calor y las precipitaciones se distribuyen globalmente".
El equipo danés ha hecho sus cálculos con herramientas estadísticas avanzadas y datos de las temperaturas de la superficie del mar en el Atlántico Norte entre 1870 y 2020 como un indicador indirecto de AMOC.
Estos registros se remontan mucho más atrás que las mediciones directas de la AMOC, que se sigue de forma continua desde 2004, y pueden ofrecer información más sólida sobre las tendencias de la temperatura.
Antonio Turiel, investigador del Instituto de Ciencias del Mar del CSIC, señaló en la red social X que "quizá deberíamos comenzar a tomarnos en serio lo de nuestra supervivencia".
Una investigación dirigida por Tianle Yuan, de la Universidad de Maryland (EEUU), subraya que la temperatura media global en la superficie de la Tierra repuntará 0,16ºC en siete años. Se trata de un gran aumento y del mismo margen por el que 2023 batió el récord de temperatura en comparación con el año más cálido anterior.
El estudio, recoge 20minutos, sugiere que el aclaramiento de las nubes marinas, que consiste en añadir aerosoles a las nubes marinas bajas para hacerlas más brillantes y enfriar temporalmente el clima, podría ser una solución de geoingeniería viable.
La ciencia cree que la AMOC ha sufrido un debilitamiento excepcional en los últimos 150 años en comparación con los 1.500 años anteriores. En concreto, se apunta a un debilitamiento de alrededor del 15% desde mediados del siglo XX.
Por otra parte, un nuevo estudio ha documentado por primera vez una desaceleración significativa de un sistema crucial de corrientes oceánicas que desempeña un papel en la regulación de la Tierra.
Publicado en 'Frontiers in Marine Science', el artículo dirigido por el científico del Centro Interdisciplinario de Ciencias del Sistema Terrestre (ESSIC), Alexey Mishonov, examinó décadas de datos sobre la Circulación de vuelco meridional del Atlántico(AMOC) que se encuentran en el Atlas Oceánico Mundial de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).
La AMOC, que incluye la Corriente del Golfo, transporta agua cálida hacia latitudes más altas, liberando calor a la atmósfera y llevando aguas frías a los trópicos. Esto forma un circuito continuo que redistribuye el calor a través del océano.
"Si la AMOC se ralentiza, el intercambio de calor se reducirá, lo que a su vez afectará al clima, haciendo que las zonas cálidas se calienten más y las frías se enfríen", dijo Mishonov en un comunicado. Esto podría provocar cambios climáticos globales, aumento del nivel del mar, impacto en los ecosistemas marinos y otras reacciones climáticas.
Los autores planean explorar otras regiones del océano global para buscar patrones similares en la variabilidad de la temperatura y la salinidad a largo plazo.
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