Para ser oftalmólogo, José Antonio Aguiar no ve claro el éxito por más cerca que lo tenga... Será que no lo buscaba. Humilde ante los logros y abrumado por los halagos, este enfermero de Huelva, que se hizo médico para dar sus propios diagnósticos, acaba de recibir en Estados Unidos uno de los galardones más prestigiosos de la Oftalmología.
Se trata de TROPHY, el certamen internacional de casos clínicos de patologías oculares al que se presentaron este año un total de 345 aspirantes de 30 países distintos. Entre ellos, estaba José Antonio con uno de los últimos casos en el que había trabajado durante su residencia en el Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla.
"Se trataba de un joven con un tumor de faringe", explica a Informativos Telecinco, "se había extendido provocando una propulsión del globo ocular que le impedía parpadear o mover el ojo". Con una cirugía combinada, utilizando varias técnicas, abordaron los diferentes problemas que presentaba el paciente. "La cirugía resolvió su úlcera que no conseguían aplacar ni medicamentos ni terapias tópicas".
Un jurado nacional primero y otro internacional más tarde, eligieron su caso como uno de los ganadores y le invitaron a un congreso en Seattle para que lo expusiera delante de cientos de profesionales de la medicina. Es el primer andaluz que lo consigue y el tercer español en las once ediciones que se ha celebrado ya este certamen.
Con tan solo 31 años, este premio le llega justo en su tercer año de residencia. De familia de sanitarios, siempre había soñado con dedicarse a la Medicina. "Mis tíos son médicos, mi padre es enfermero y desde que estaba en el instituto siempre me había llamado mucho la atención este mundo".
José Antonio estudió Enfermería y empezó a trabajar en hospitales. "Me encanta, es la rama sanitaria más bonita de todas porque permite un trato con el paciente muy cercano", explica a Informativos Telecinco. Sin embargo, aunque le gustaba había cosas que no podía hacer. "Aplicaba las curas, pero no era yo quien las diagnosticaba".
Sentía que le faltaba algo en su día a día. "Tenía sentimientos encontrados", confiesa José Antonio. En la encrucijada entre lo que tenía y lo que le faltaba, decidió dar un paso hacia delante y matricularse en Medicina. Y así estudiaba como alumno en la universidad lo que luego veía como enfermero en el hospital.
En su residencia, se decantó por Oftalmología. "Me gusta mucho trabajar la cirugía, trabajar con las manos y, dentro de las especialidades, oftalmología es la que más microcirugía tiene", nos comenta. Así llegó al Hospital Universitario Virgen Macarena y así llegó a sus manos el caso por el que le han galardonado en Estados Unidos.
"Tenemos casos a diario", explica José Antonio, intentando quitarle mérito a un premio por el que siguen dándole la enhorabuena. "Estoy abrumado, no me parece que sea para tanto", repite una y otra vez este oftalmólogo que aplica la medicina con alma de enfermero.
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