Hace seis años que Toni y su familia dejaron Barcelona para mudarse a una pequeña aldea de poco más de 300 habitantes en Alcalá la Real, Jaén. Charilla había sido el hogar de sus padres y ahora era el suyo. "Me vine a vivir aquí el resto de mi vida", dice Toni, que entre el equipaje se trajo su pasión por las motos.
Las dos ruedas y el rugido del motor llamaron enseguida la atención de Ana, su nueva vecina. "Todas las mañanas la veía y ella me miraba como diciendo que quería subirse", cuenta Toni que poco a poco fue haciéndose amigo de esta joven de 22 años y con una discapacidad del 77%. "Tiene dificultades para expresarse, pero es alegre, vital y la expresión de sus ojos te habla".
Después de mucho tiempo Toni le hizo a Ana una promesa: "Algún día te montaré en moto". El problema es que la moto de Toni no valía. Necesitaba una especial, con sidecar, trike o spider, donde la joven pudiera montarse acompañada. Así empezó lo que más tarde se ha convertido en toda una concentración motera solidaria a la que han llamado 'El Sueño de Ana'.
Casi 300 moteros de toda Andalucía e incluso de Alicante se han acercado este fin de semana hasta la pequeña aldea donde vive Ana para darle un paseo en moto a la joven... y a quince de sus compañeros de Afanies, la Asociación de Familias de Niños con Necesidades Especiales de la que Ana es socia desde hace algún tiempo.
"La promesa se la hice a ella, pero iba para todos sus amigos", cuenta Toni, que consiguió reunir en su aldea cinco trikes, dos sidecares y hasta una moto spider que se encargaron de dar a todos los amigos de Ana un paseo de cuatro kilómetros y medio alrededor de la aldea. "Era cortito y lo iban repitiendo hasta que se montaron todos".
"Ha sido súper emotivo verlos cómo lo han disfrutado", explica Mercedes de Afanies, "la mayoría de ellos tiene movilidad reducida y nunca se habían podido montar en una moto". Aun así ni lo dudaron, sin miedo alguno se animaron enseguida a subirse para disfrutar por primera vez de la sensación de estar montado en una moto. "Estaban súper convencidos".
Durante todo el recorrido Ana siempre iba delante. "La vi llorar con su madre de emoción y nos puso a todos el corazón en un puño", dice Toni que no pudo llevarla en su moto. "Al final estuve coordinando y me encargué de organizar las salidas y las llegadas". Aun así, cumplió su promesa... Ana ya sabe lo que es montar en moto.
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