La firma de José Antonio Navarro ya estaba en imágenes de vírgenes y santos, en bustos de futbolistas y hasta estatuas de toreros, pero el último encargo ha colocado el nombre de este escultor sevillano donde nunca se imaginó que estaría, en una escultura del cantante Justin Bieber expuesta en el Museo MOCA de Los Ángeles.
El encargo se lo hizo desde Estados Unidos el artista conceptual Paul Pfeiffer. "Él no esculpe, él pone la idea", dice José Antonio que no sabe bien como dio con él. "Imagino que como todo en la vida me encontró mirando por ahí", confiesa José Antonio, "y me pareció una buena idea porque esto era algo distinta y los retos siempre me gustan".
Durante varios meses, José Antonio ha estado trabajando en la imagen desde su taller de Umbrete, en la provincia de Sevilla. Realizado en una técnica que el autor conoce bien, madera de cedro policromada, la imagen mide algo más que el cantante. "Si tuviera piernas mediría 2,20 metros", explica José Antonio.
Con ayuda de su mujer, fue dibujando a pincel los innumerables tatuajes que cuenta el cantante canadiense. "Claro que conocía a Justin Bieber e incluso he escuchado algunas canciones", dice José Antonio, "aunque a quien más le gusta es mi hijo pequeño". Juan tiene 9 años y acudía a su taller con su madre. "Flipaba cuando nos veía trabajando", dice el escultor sevillano.
A sus 58 años, José Antonio trabaja con la misma ilusión con la que empezó hace ya 37 años. "Para mi es un honor que un trabajo mío esté expuesto en el Moca", dice el artista, "no se puede llegar ahí fácilmente". Tampoco es fácil llegar al Vaticano, en cuyos jardines se exhibe una escultura suya en mármol.
Este sevillano tiene obras repartidas por todo el mundo. En 2013 le encargaron el monumento a Santa María de la Antigua, patrona de la República de Panamá. Años más tarde elaboró el busto de Cristiano Ronaldo que se encuentra en las dependencias del Real Madrid y este pasado mes de septiembre ha inaugurado en Portugal una escultura de tres del rejoneador Joaquim Bastinhas.
Reconocido en medio mundo como escultor, sin embargo, no encuentra demasiados apoyos como autor. Desde hace ocho años intenta que vea la luz su proyecto más personal, una exposición itinerante para la que no encuentra financiación. "Sería el proyecto de mi vida", dice José Antonio, y no renunciará a él mientras le queden fuerzas en sus manos.
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