Curro Romero no recibe aplausos, recibe ovaciones y la última fue hace tan solo unos días en Sevilla durante la presentación del libro "Aroma de Romero", una biografía visual de la carrera del torero a través de 150 imágenes míticas captadas por la cámara de la saga de fotógrafos taurinos Arjona, con textos de Álvaro Acevedo.
El libro llega justo cuando el Faraón de Camas cumple 90 años convertido en el decano de los toreros de Sevilla. Pero aún le quedan algunas páginas por escribir, después de haber superado un cáncer de laringe que le mantuvo años en silencio y recién casado por la iglesia hace tan solo un año con su esposa Carmen Tello.
Francisco Romero López nació en Camas, a pocos kilómetros de Sevilla, el 1 de diciembre de 1933. Debutó en Las Ventas en Madrid en 1957, pero no tomó la alternativa hasta 1959 en Valencia en presencia del torero Jaime Ostos y con Gregorio Sánchez de padrino. Ese mismo año su nombre aparecía ya en los carteles de su Feria de Abril de Sevilla.
Durante cuatro décadas, Curro Romero fue labrándose un nombre de leyenda vinculado a un toreo lento, de caricias y armonía, que no gustó a todos, pero a todos llegó... y lo hizo dividiendo el mundo del toro entre los que le adoraban y los que no. De hecho, no hay lista ni encuesta de los mejores toreros de la historia en la que no aparezca.
Después de cerca de mil corridas en su carrera, Curro Romero dijo adiós a los ruedos en un festival en La Algaba en Sevilla en octubre del año 2000. Un mes antes en Murcia se había vestido por última vez con traje de luces junto a El Juli. Gran aficionado del Betis, amigo de Camarón y Faraón en los ruedos, a sus 90 años es una leyenda viva del toreo.