Julián López, El Juli, un torero imprescindible para entender la tauromaquia de las últimas décadas ha puesto el punto final a su exitosa carrera en su plaza talismán, la Maestranza de Sevilla. Lo ha hecho recibiendo el cariño y el reconocimiento de la afición sevillana a su impecable trayectoria.
El diestro sevillano Daniel Luque, que cortó dos orejas como premio a una actuación rotunda, se adueñó de casi todo el protagonismo reservado en principio para El Juli, que se despedía definitivamente de los ruedos hoy en la Maestranza de Sevilla. De hecho, para el veterano torero madrileño fue ya la primera gran ovación de la tarde, la que le obligó a salir al tercio al terminar el paseíllo como homenaje de una afición que le ha visto triunfar muchas tardes sobre ese mismo albero, y con un resultado récord de hasta siete salidas por la Puerta del Príncipe.
Hoy todo parecía apuntar a que podría lograr una octava, contando con casi todo a su favor menos con el aspecto menos predecible del toreo: el propio toro, y más en concreto el lote que sorteó de su divisa favorita, que fue el que se encargó de desangelar su adiós, pese a la oreja que acabó paseando de su segundo.
Porque si el que abrió plaza no tuvo ni clase ni raza y se fue a tablas a las primeras de cambio, ese cuarto, el que sobre el papel puede ser el último toro de la carrera del maestro de San Blas, tuvo una muy apagada nobleza, sin apenas celo ni suficiente brío para que éste pudiera redondear su adiós con un brillo mayor.
Aun así, El Juli hizo un esfuerzo notable por estar a la altura del acontecimiento, yéndose ya a recibirlo a portagayola, en una clara e inédita muestra de su decisión, para después cuajarle varios lances estimables y un discreto quite por chicuelinas, antes de que la banda se arrancara con "Suspiros de España" para acompañar su faena de muleta desde el principio.
Ese saludo en la puerta de chiqueros de El Juli al cuarto fue también una respuesta de amor propio a la apabullante actuación de Luque en el turno anterior, con la que ya el de Gerena se hizo con el protagonismo de la tarde y con dos orejas de ley justificadas por la autoridad y el férreo valor con los que se impuso a complejo toro de Garcigrande.
Julián ha vivido 1.860 tardes de otros, ha liado 3.900 animales, ha cortado 3.000 orejas y 100 rabos. Empezó en este mundo con 9 años, cuando se puso delante de un becerro en su pueblo. Luego entró en la escuela de tauromaquia madrileña, en la que coincidió con Miguel Abellán, hoy presidente del Centro de Asuntos Taurinos, quien también le ha dedicado unas palabras de elogio.
Siendo aún un niño, 'El Juli' se fue a México torear y en Nimes en el matador de toros más joven de la historia. "El mundo del toreo le ha enseñado a Julián una disciplina y principios difícil de ver en otros sitios. Decía que llenarse de ego puede hacer que pierdas la referencia de lo que eres, y no lo falta razón.