Hoy aún no ha sonado ninguna alarma en Tel Aviv. Ayer sonó cuatro veces. Las cuatro veces Rocío Caicedo corrió por las escaleras hasta el búnker que hay en el sótano del hotel donde se hospeda. Aquí lleva encerrada desde el fin de semana, a más de 5.000 kilómetros de Fines, el pequeño pueblo de Almería donde hace solo una semana Rocío soñaba con viajar a Israel.
"Mi madre es muy cristiana y su mayor ilusión siempre fue conocer los lugares donde estuvo Jesús", dice Silvana Pacheco. Por eso, cuando cumplió cincuenta años, su hija tiró de ahorros para regalar un viaje a Israel. La fecha programada era 2020, pero la pandemia les obligó a posponerlo.
Año tras años, el sueño de Rocío se iba aplazando hasta que este verano por fin le pusieron fecha. A principios de octubre viajarían todos juntos a Israel. Con Rocío, prepararon la maleta también su hija Silvana, su marido, sus dos hijos y hasta su consuegra. El viaje empezó bien. Durante los primeros días fueron a Jerusalén. "Contratamos un guía para que nos guiara todos los pasos de Jesús antes de morir", y así visitaron el Santo Sepulcro y el Muro de las Lamentaciones. Incluso vieron el Mar Muerto.
"Estaba muy ilusionada", dice Silvana. El sueño de su madre se estaba cumpliendo hasta que viajaron a Tel Aviv y se convirtió en una pesadilla de bombardeos, miedo y alarmas. Desde entonces intentan no salir del hotel y si lo hacen no se alejan demasiado por si hay que volver a refugiarse.
"Constantemente escuchamos bombardeos y alertas para que nos escondamos", explica Silvana, que ha llegado ver cómo algunos uno de los artefactos caía a 500 metros de su familia. "Empecé a gritar, mis hijos me vieron y fue un momento de crisis todo el mundo gritando".
Mientras en España, la pareja de Rocío que no fue al viaje espera con ansias que abandonen Israel. "Ellos hablan unas 10 veces al día", dice Silvana, "mi madre está deseando volver a Fines". En su pueblo, de algo menos de 2.000 habitantes, siguen con preocupación la situación de su vecina.
Salir de Israel se ha convertido en un problema para los españoles atrapados en el conflicto. "Empezamos a asustarnos al ver cómo se cancelaban vuelos". Desde ayer a última hora, sin embargo, ya han empezado a despegar aviones no comerciales. La familia de Rocío saldrá de Tel Aviv esta tarde a las seis menos diez y lo hará con destino Suiza, país del que es originario el marido de Silvana.
"Hasta que no estemos en el avión no estaremos tranquilos. Mi madre me dice que no me preocupe, que ha visto lo que quería ver", explica Silvana, que ahora quiere borrar de su memoria un viaje que regaló a su madre para que fuera inolvidable.