Se buscan voluntarios en Sevilla para evitar que las crías de vencejo mueran de calor: "Estamos desbordados"
Una asociación de Gerena organiza cursos para buscar voluntarios que acojan a las crías de vencejo, especie protegida en Andalucía
El excesivo calor que se soporta en los nidos donde se crían hace que los polluelos se tiren de las copas de los árboles
En 2022 se consiguieron salvar 1.260 crías de vencejo que habían caído al suelo desde sus nidos
Las olas de calor que afecta año tras año a Andalucía no solo la sufren las personas. También la sufren los animales, sobre todo si están recién nacidos. El excesivo calor que se soporta en los nidos donde se crían los vencejos hace que los polluelos, aun sin plumas, se tiren de las copas de los árboles y caigan a las aceras, donde en la mayoría de las ocasiones los ciudadanos, de forma solidaria, los recogen para tratar de salvarles la vida.
Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones los rescatadores no saben bien cuáles son los mejores cuidados que deben recibir estos animales: los cogen directamente con las manos, les dan agua y "tratan de que coman pan en casa". Porque se trata de una especie protegida que necesita unos conocimientos previos para que la buena voluntad de las personas que los acogen no provoque un "declive en la tasa de supervivencia de esta especie".
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Así lo explica a NIUS Cénix Callejo, bióloga y rehabilitadora de fauna, quien desde la Asociación Hiedra, Papel y Tijera, ubicada en el municipio sevillano de Gerena, hacen año tras año un llamamiento para que adopten a los vencejos caídos de los árboles y eviten que mueran de calor.
"Los Centros de Recuperación de Especies Animales, conocidos como CREA, están desbordados. Por eso, desde hace 10 años están buscando voluntarios que puedan tratar a estas aves hasta que echen a volar de nuevo. Pero esos voluntarios tienen que estar supervisados por unos profesionales que también escasean", indica Callejo.
El colapso en los CREA es tal que Cénix, incluso, ha habilitado un pequeño almacén para meter las cajas con los polluelos que se va encontrando o que les traen sus vecinos, algo posible gracias a que los vencejos no necesitan "voladeras, como las golondrinas o los aviones", ya que estas aves emprenden el vuelo directamente cuando consiguen la suficiente fuerza en las plumas "y ya nunca vuelven a pisar el suelo porque no saben andar".
Por eso, en su pequeño gimnasio para vencejos, Cénix y otros cinco voluntarios más de Gerena tratan de ejercitar las plumas de estas crías para que logren volver a su hábitat natural, tal y como han hecho 1.260 ejemplares que entre todos han conseguido salvar de morir en la calle asfixiados por el calor tan solo en 2022.
"Además, los nidos de los vencejos suelen estar en las cornisas más altas donde haya grietas, por lo que las caídas de los polluelos suelen provocarles lesiones y fracturas que se pueden complicar si no reciben el tratamiento necesario", destaca esta profesional que lleva años cuidando de estos y otros animales pertenecientes a especies protegidas.
Cómo cuidar a una cría de vencejo
Distinguir a un vencejo de otras aves como las golondrinas y los gorriones es muy importante. La diferencia principal radica en que las crías de vencejo, de plumaje negro, permanecerán estáticas y no tratarán de huir de las personas que traten de rescatarlas. Además, estas especies son más grandes que las golondrinas, que también se diferencian por tener una mancha blanca en su pecho.
"Los gorriones tienen que estar en el suelo antes de lanzarse a volar. Es un proceso natural. Por lo que si vemos a un pájaro en el suelo andando lo mejor que podemos hacer es dejarlo, porque se trata de un gorrión u otra ave de la especie de los volantones y sobreviven mucho menos cuando están en un centro de rescate y encima los sobrecargan", subraya.
Para Cénix, el momento "crítico" y donde estos animales son más vulnerables es cuando tratamos de recoger a una cría de vencejo del suelo. Por eso, nos recomienda que no lo hagamos con las manos. "Las plumas de estas aves tienen una grasa especial que les capacita para volar y les ayuda en sus procesos migratorios y que se pierde en contacto con nuestra piel, así que se recomienda usar un trapo de cocina para cogerlos".
Además, no debemos darle de beber directamente por la punta del pico por dos motivos -continúa explicando la experta-: primero, porque la nariz la tienen en el pico y pueden aspirar el agua y provocarles una neumonía; y segundo, porque el pico es muy frágil y puede fracturarse. "Hay que acercarles la gota de agua por un lateral y el pájaro la beberá o la rechazará por sí mismo"
Otro cuidado importante es comprobar su temperatura corporal para que se mantenga entre los 35 y los 38 grados y dejarlos en una caja de cartón con papel de cocina arrugado en el suelo "para que puedan engancharse con las patas".
"Tampoco hay que darle de alimento de primeras porque puede resultar peor. Hay que acudir a un centro veterinario para que nos asesoren. Y, por supuesto, hay que llamar al centro CREA más cercano a nosotros para que vengan a recogerlo", recuerda.