Antonia, la bordadora de libros de Málaga: “En hacer El Quijote tardé dos años”

A Antonia todo le sale bordado. Y no es una metáfora porque esta vecina de Alhaurín el Grande (Málaga) borda todo lo que cae en sus manos. “Es mi pasión”, cuenta a NIUS. Empezó a coser siendo una niña y ahora, a sus 61 años, tiene su propia biblioteca de libros bordados, con más de una docena de ejemplares que son auténticas obras de arte.

Entre ellos, el mismísimo Quijote hecho, puntada a puntada, con textos y dibujos. “Me llevó más de dos años terminarlo”, nos cuenta. Nunca había leído la obra culmen de Cervantes pero Antonia terminó aprendiéndola casi de memoria. “La hice resumida en 25 páginas a doble cara con los pasajes que más me gustaban”, explica.

Fue su primer libro, después han venido otros más. El último, una recopilación de los cuentos que ha ido inventando con sus nietos y ya trabaja en un poemario. Es tal su ansia de bordar que Antonia no se centra en uno solo. “Suelo llevar para adelante varios a la vez”, señala. Primero hace el patrón en papel para pasarlo después a la tela y, cuando las páginas están terminadas, las cose a mano. Un trabajo totalmente artesanal con el que el tiempo se le pasa volando. “Disfruto mucho. Me relaja y es motivador porque vas viendo los resultados sobre la marcha”.

“Me levantaba de madrugada para seguir bordando”

Su gran aliada, una maquina de pedal Alfa con la que da rienda suelta a su imaginación. “Con ella puedo coser, pero también escribir, dibujar, colorear,…”, apunta. Sin duda, una herramienta única que heredó de su madre, su maestra en el arte del pedal y la aguja. “En casa, ya me dan por imposible. Cuando mis hijos eran pequeños, he llegado a levantarme de madrugada para tener mi ratito de bordado”, reconoce.

Ahora, expone sus obras en la mercería que abrió hace más de 20 años. Aquí también imparte talleres para enseñar un oficio condenado, dice, al olvido. “El bordado, ya sea a máquina o a mano, se está perdiendo. A las nuevas generaciones no les interesa y me da mucha pena”, lamenta.

La princesa Leonor tiene uno de sus cuentos bordados

Porque no solo libros, Antonia borda cualquier cosa. “Todo lo que me gusta, lo hago”, dice. Prueba de ello es este pequeño museo en el que el arte se mide en puntadas y donde también pueden apreciarse reproducciones de cuadros famosos o hasta un portal de Belén. Una labor de la que, por cierto, es conocedora hasta la propia Casa Real ya que Antonia regaló uno de sus libros, El Patito Feo, a la princesa Leonor cuando nació.

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