Rafael, el 'hombre del reloj' que volverá a hacer sonar las campanas de Zurgena: "Alguno se va a llevar un susto"

Sobre una mesa hay varias piezas de bronce al descubierto que han vivido en tres siglos diferentes. Separadas no son nada, pero juntas forman el mecanismo del reloj de Zurgena, que ha viajado desde Almería hasta un taller de Granada para que Rafael García de la Mata le devuelva la vida... Él es el 'hombre del reloj'.

"Siempre me llamó la atención las cosas que se van perdiendo", dice Rafael, y el reloj de Zurgena estaba ya perdido. Echó a andar en 1855 y durante un siglo funcionó sin problemas. "Es una maravilla, su estructura es de hierro y el 80% del mecanismo es de bronce", explica este restaurador, por cuyo taller han pasado también aviones, imprentas de periódicos del siglo XIX y hasta una locomotora que aún está por reparar.

Su nuevo reto es un reloj que conoce muy bien. "No es el primero que veo", dice Rafael, que ya trabajó hace años en otro casi gemelo que había en el Ayuntamiento de Granada y que ahora se exhibe en el Parque de las Ciencias. Sin embargo, el de Zurgena está muy deteriorado. Además del paso del tiempo, por él pasó toda una guerra.

"Zurgena estaba en una zona limítrofe de bandos durante la Guerra Civil", explica Rafael. La torre del reloj de este pueblo de Almería se convirtió en una especie de atalaya militar donde el trasiego continuo de los soldados le pasó factura. "El ir y venir de los militares que vigilaban por allí terminó afectando al mecanismo", comenta el restaurador.

En los años cincuenta, intentaron recuperarlo, aunque finalmente entre los ochenta y los noventa optaron por colocar uno eléctrico. El reloj volvió a andar, pero las campanas dejaron de sonar. "El cable de accionamiento de una de las campanas estaba bloqueado", cuenta a NIUS, "y la otra estaba sorda a causa de varias fisuras y grietas".

En lo alto de la torre que domina el pueblo, las campanas han estado calladas desde los noventa. "El día que suenen alguno se va a llevar un susto", explica Rafael, porque en total, los vecinos de Zurgena llevan más de 20 años sin oírlas. "Vamos a tener que desmontarlas también", dice Rafael, que se coordina con la empresa encargada de bajar y reparar las campanas.

La restauración es complicada. "Además estas piezas no son de gran precisión", dice Rafael. Un móvil da la hora con mayor exactitud, por eso han decidido restaurar también el mecanismo eléctrico que se colocó en la torre para que sirva de apoyo. "Lo restauraremos como si fuera un marcapasos", nos explica, "vamos a integrar tecnología de mediados de los 80 en un mecanismo del siglo XIX". Y todo para que funcione con la precisión de un reloj del siglo XXI.

Rafael trabajará en el reloj de Zurgena hasta mayo. Entonces empezarán las pruebas de sonido. Si todo va bien, en dos meses podría estar funcionando y este verano volvería a dar la hora y sonar como llevaba haciendo casi cien años. "Cada pieza que se recupera es un triunfo personal", explica este restaurador que pelea desde su taller para que el tiempo pasado siga estando presente.