Un equipo infantil de Puerto Real se deja marcar un gol para no ganar injustamente: "La deportividad está por encima de todo"

  • El equipo La Salle Puerto Real marcó el gol que le daba la victoria cuando un jugador rival estaba en el suelo tras una lesión

  • Su entrenador decidió con los jugadores que se dejarían marcar un gol por lo que había ocurrido

  • El árbitro le mostró la tarjeta verde que premia la deportividad, la primera que muestra en esta temporada después de más de cien partido

El partido de fútbol entre dos equipos gaditanos de la categoría infantil dejó este sábado una escena muy aplaudida. Los que jugaban de local, el Club Deportivo La Salle Puerto Real, marcaron el gol que les daba la victoria frente al Ninfa CD San Fernando Atlético. La celebración no llegó porque a su entrenador no le pareció deportivo ese tanto cuando un jugador del equipo contrario estaba en el suelo. Por esto, decidieron dejarse marcar un gol que, significaba el empate, para sorpresa de todos. Los propios jugadores del equipo rival hacían gestos con el balón en el centro del campo sin saber muy bien qué hacer mientras, los locales, los que vestían de azul, se quedaron parados. El árbitro del partido, Pablo Parra, no dudó en sacar la tarjeta verde a David, el entrenador de La Salle, por el gesto de deportividad.

Esta tarjeta premia las actuaciones deportivas, y pueden ser mostradas a los futbolistas, entrenadores, incluso, a los padres. Para que se hagan una idea de lo extraordinario, en los 110 partidos en los que Pablo Parra ha arbitrado esta temporada “esta ha sido la primera tarjeta verde que he sacado”, cuenta a NIUS. 

Se premia la deportividad, lo que debería ser normal aunque resulta que sigue siendo extraordinario: “No deberían de existir, debería ser lo normal”, señala a NIUS Juan Carlos Quirós, el entrenador principal de La Salle. Este fin de semana, por motivos personales, no pudo acudir al partido de los niños pero, es el responsable principal, de inculcar esta forma de entender el fútbol en su equipo técnico. 

En el banquillo contrario estaba Miguel Pecci: “Fue un gesto maravilloso, muy bonito y, por desgracia, poco visto… Es muy raro ver esto”, confiesa a NIUS. Aunque él le comentó al otro entrenador que no era necesario dejarse marcar y que ya valoraba el hecho de plantearlo, tras la insistencia, aceptó la propuesta por la enseñanza que significaba para todos los niños. La sorpresa era tal que ni sus jugadores se creían que tenían que coger el balón y meter un gol, mientras el equipo contrario se quedaba quieto. “Tuve casi que convencer a uno de los niños para que cogiera el balón y lo metiera, no reaccionaban”, recuerda. 

La deportividad por encima 

Ganar este partido, sumando los tres puntos, hubiera significado para el equipo de La Salle colocarse en una buena posición para competir por el ascenso “pero la deportividad está por encima, es un mandamiento”, asegura Juan Carlos. El equipo está formado por 21 futbolistas de entre 12 y 13 años, quiere decir, juegan en la categoría Infantil. “Ganar los tres puntos se termina olvidando, pero estos gestos quedarán para siempre”, dice su entrenador, quien basa sus entrenos en enseñar mucho más que jugar al fútbol porque, la puntualidad, el respeto, la solidaridad, el esfuerzo en el trabajo o el compañerismo… En definitiva, los valores, van por delante. 

“En el fútbol base no estamos para competir aunque, como es evidente, todo el mundo quiere ganar, son niños de 12, 13 o 14 años y lo fundamental es que aprendan valores”, insiste Miguel Pecci, quien en sus 6 años como entrenador en muy pocas ocasiones ha visto algo parecido. "De los 30 que había en el campo, con suerte, llegará uno a ser futbolista profesional pero todos serán adultos, por lo que es más importante aprender estos valores", relata.

Segunda tarjeta verde

En esta temporada, es la segunda tarjeta verde que le muestran al equipo técnico de La Salle. Hace apenas unas semanas, en otro partido, Juan Carlos le hizo una corrección al juez de línea en una jugada relacionada con un fuera de juego. Al terminar el encuentro, se acercó al árbitro y le pidió disculpas: “Le pedí perdón porque yo no soy nadie para corregir, mi trabajo es entrenar y me equivoqué”, reconoce Juan Carlos. La respuesta del árbitro fue sacar de su bolsillo la tarjeta verde porque aquel gesto, igual que el de dejarse un gol cuando uno marca con el contrario en el suelo, es lo que hay que hacer para que lo extraordinario, se vuelva rutinario. 

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