Manso, la guardia civil de Algeciras a la que su familia sorprendió en su última sesión de quimio

Encarna Manso, de 42 años, se acababa de despedir de sus compañeras de “quimio” en un hospital de Algeciras. Este lunes, el mismo día de su cumpleaños, terminó tras 7 meses, el primer ciclo de quimioterapia tras ser diagnosticada de un cáncer de mama. Les prometió que tocaría tan fuerte 'la Campana de los Sueños' ubicada en la planta baja que la escucharían desde la primera. Lo que ella no sabía, ni se esperaba, es que no solo escucharían la campana, también aplausos y la canción de la Mujer de Mil Batallas, de Manuel Carrasco, interpretada por un joven músico.

“Bajé directa a tocar la campana pero me llamó la chica de recepción y me encontré la sorpresa”, relata a NIUS Manso. En ese momento, estaba junto a su pareja y su hija de dos años, a la que cogió en brazos y se acercó a quienes la esperaban. “Toda mi gente estaba ahí, mi madre, mis hermanos, amigos… fue emocionante”. Su familia había llegado desde El Almarchal, una pedanía de Tarifa de donde es Manso y también la sorprendieron amigos de Sevilla y de otras ciudades.

Ahí estaba su madre, apoyada en unas muletas y dándole un ramo de flores. Las lágrimas eran inevitables en un momento tan especial. Un pasito más, en la vida de una guerrera, como se define ella y quienes la conocen. Esta agente de la Guardia Civil destinada en Algeciras, recibió el diagnóstico en mayo de 2022. “Cuando me lo dijeron, no me lo podía creer, pensé que era mentira, como un mal sueño”, relata. 

Su lema: "Vive, nada es imposible con una sonrisa"

El verdadero sueño de su vida había sido siempre ser madre. En su anterior destino, conoció a su pareja y, por fin, lo habían logrado. “Cuando lo conseguí, cuando tuve a mi niña, me dijeron esto”, recuerda. Primero fue una anemia, se sentía muy cansada y, después, un bultito en el pecho. Con sus antecedentes familiares, perdió a su padre por otro cáncer, se dispararon las alarmas. 

“El diagnóstico fue un parón en mi vida, dije: Dios mío que me muero”, cuenta emocionada. Sin embargo, contra todo pronóstico tiene más vitalidad que nunca. El resumen de su historia dice que es: “Vive, nada es imposible con una sonrisa”. Y esto es justo lo que le han sacado a ella el día que tocaba la campana… una gran sonrisa que le recuerda que sus pasos son importantes para quienes la rodean. “No tengo palabras para agradecer el gesto tan bonito que tuvieron, fue un subidón de alegría”, confiesa. 

Ahí seguirá Manso, preparada para el siguiente paso, la intervención quirúrgica con una actitud inquebrantable. “Las mujeres por estar calva, no nos tenemos que sentir feas”, dice ella, que hace su día a día sin gorro ni pañuelo, buscando la normalidad en una enfermedad que le puso la vida del revés y que ella la está poniendo derecha con alegría.

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