Pedro Piqueras no tenía ni idea de la que le tenían organizada sus compañeros después de presentar su último informativo. Su único plan tras dar las "buenas noches y hasta siempre" a su audiencia era irse a un restaurante cercano a su casa a cenar torreznos con unos pocos. Pero claro, cuando salió de plató y vio el pasillo de Mediaset España atestado de trabajadores que querían darle las gracias de tú a tú, no le quedó otra que abortar el plan.
El de este jueves fue un día inolvidable para Piqueras. Si decir adiós a 34 años presentando informativos, 18 de ellos en esta casa, ya inflaba su estado emocional, la sorpresa que recibió después terminó por desarmarle. De ahí que en la mañana de este viernes se haya despertado con una resaca, literal y figurada, con la que no contaba.
Al no tener prevista la fiesta sorpresa de anoche, el periodista ya había organizado un pequeño piscolabis para la redacción con el que cerrar una etapa inolvidable. El menú era infalible: queso manchego, que siempre funciona y que reivindica como "el mejor del mundo", y salami húngaro, tierra con la que guarda un especial vínculo personal. Pero lo mejor de esta despedida a su equipo han sido sus palabras.
Si el discurso que dio horas antes fue totalmente improvisado, el de la mañana de este viernes llevaba días barruntándolo. Por muchos WhatsApps que esperasen una respuesta por su parte, a pesar de las otras tantas llamadas (incluida la del presidente del Gobierno) que le ha tocado atender desde primera hora de la mañana, Piqueras llevaba días barruntando qué decir a esa gente que durante casi dos décadas ha sido su "vida". Y sí, al volver a tomar la palabra, a Pedro se le ha vuelto a quebrar la voz.
"No podemos llorar más, Pedro", le ha advertido su colega David Cantero. Y él le ha dado la razón. "A mí no me quedan líquidos. He adelgazado un par de kilos. Vosotros no lo notaréis, pero mi báscula sí", ha confesado con convicción. Una simpática anécdota que le ha dado pie para hacer balance del terremoto emocional que han supuesto las últimas horas.
Aunque "no tenía ni puñetera idea" de lo que finalmente fue, que la fotógrafa que le acompañó durante toda la tarde le dejase caer que después del informativo no tendrían mucho tiempo para posar consiguió mosquearle, ha asumido.
Hace tres semanas viajó a Hungría para que su equipo probase lo que para él, y minutos después para el resto, "es una delicia". Al comprobar la expectación que estaba generando su marcha, a última hora se agobió y pidió que le trajesen unas cuantas tortillas para que nadie se quedase con hambre. Y para completarlo, dos vinos, uno vegano, "riquísimo", de una cooperativa de Albacete, y otro tinto, cuyo título le venía perfecto para cerrar su discurso final.
"En su etiqueta pone 'Es por ti", ha apuntado. "Pero no es por mí", ha advertido, con la emoción ya en las cuerdas vocales. "Es por ti. Y por ti. Y por ti. Por todos".
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