Hablando de arte con Alejandro y Domingo Zapata, Bertín se le ha venido a la cabeza la imagen de un cuadro del actor. No sabía muy bien ni cómo ni por qué sabía que Jordi Mollá pintaba y ha querido interesarse por el tema. Pero antes de hablar de su arte y de por qué comenzó a pintar, el presentador ha querido saber dónde vivía el actor y cómo fueron sus primeros pinitos en Estados Unidos profesionalmente.
“Yo vivo en Madrid, pero Miami me lo confirmó”, ha asegurado Mollá entre bromas. El actor tiene la sensación de que nunca se ha sabido dónde vive porque siempre le decían que vivía en otro lugar. Respecto a su carrera estadounidense, asegura que comenzó como una paradoja “como toda mi vida que está llena de paradojas”. Querían que hiciera una prueba con una frase, pero él tuvo la sensación de que con un “Hello! How are you?” no podían saber qué tipo de actor era y les dijo “yo con una frase no puedo funcionar, me he preparado un monologo de otro personaje”. Además, en pleno Nueva York, les pidió permiso para fumarse un cigarrillo mientras realizaba el monólogo: “dijeron este tipo viene aquí, no hace lo que le decimos, se aprende las líneas de otro personaje y encima se pone a fumar en la oficina; ‘Blow’ se llama la película. Y era para otro personaje que decía, “¡Hola! ¿Qué tal te va?”.
Una anécdota muy divertida, que al actor ha querido matizar y que ha terminado con el resto de comensales ojipláticos ante el comentario de Jordi sobre su amiga Penélope Cruz. Mollá ha reconocido que su amiga Penélope, quién ya estaba trabajando con “los gringos”, seguramente le había echado una mano. Necesitaban a alguien que funcionara bien con “le indio” Johnny Depp y la actriz les habló de él y de Javier Bardem “Jamón, jamón, jamón”, pero según ha explicado con mucho humor “Javier es muy imponente, se come al Johnny Depp este, uno ahí… cómo Terence Hill y Bud Spencer, pues yo era el Terence Hill”.
Ya se sabe que la curiosidad mató al gato, pero Bertín no se ha podido resistir a saber cómo es la actriz Penélope Cruz, a quién no conoce en persona. “Trabajadora, lista, constante, generosa…”, Jordi Mollá ha comenzado a deshacerse en halagos hacía su amiga, pero Alejandro le ha interrumpido para decir en tono de broma “una mujer de su casa” y entre broma y broma, el actor ha soltado un comentario ante el que la actriz se puede reír o echarse las manos a la cabeza: “También de su casa, se toca el coño todo el día… no, no, es broma… Penélope, te adoro y lo sabes”.
Con la intención de correr un tupido velo, Bertín ha querido saber qué porcentaje de trabajo realizaba el actor en Estados Unidos y si el idioma suponía un problema. Jordi le ha explicado que sí era un problema y que odiaba que le cambiaran las frases en el último momento. Algo que les ha llevado a recordar el día que Alejandro Sanz quiso decirle a Michael Jackson que no se viniera arriba y pensara que eran amigos porque había hablado una vez y terminó dándole simplemente las gracias.
Jordi Mollá estaba en Miami para realizar una exposición de sus obras pictóricas, pero… ¿Por qué empezó a pintar? “Yo todo lo que he aprendido en esta cosita del pintar, tienen la culpa dos personas: Bigas Luna, en paz descanse, y el burraco este que tengo aquí al lado (dando una palmada en el hombro de su amigo Domingo Zapata)”, ha asegurado.
Bertín no sabía que el director de cine pintaba y Jordi le ha contado una bonita historia sobre ambos: “Bigas Luna pintaba maravillosamente. Yo hice tres pelis con él y los fines de semana o cuando no rodábamos, yo le veía pintar con tinta china. Y cuando acaba de pintar tenía una cara, tío, tenía lustre, lo que tienes tú, el lustre. Entonces, yo le veía tan lustroso que decía: “yo tengo que pintar”. Me decía “Esto y el ajo es lo mejor del mundo”, mi padre vendía ajos o sea que, estaba todo conectado. Y tenía una teoría “Hay gente que pinta algo y hay gente que no pinta nada” entonces, hay gente que pinta y gente que no pinta, la que n pinta nada, no sirve para nada. Hay que pintar”.
Pero si para el actor hay algo más sagrado que los pinceles, es su siesta. Cuando Bertín ha querido saber qué iba a hacer después, él lo ha tenido claro “Después de esto, echarme la siesta… Para mí la siesta es sagrada, religión, soy capaz de mentir lo que haga falta con tal de echarme la siesta… ¡Qué se espere el mundo! Todo el mundo quiere algo de mí a la hora de la siesta, ¿por qué quiere boicotearme ese momento sagrado?”.