La desesperación y la inquietud comienzan a apoderarse de Massimo y Candela que, al borde del delirio, tratarán de olvidarse cada uno a su manera. El empresario italiano tratará de reflotar el negocio familiar buscando nuevos inversores y solo tiene una oportunidad para no caer en la ruina. Candela sigue con problemas para poder financiar la escuela de danza pero gracias a una brillante solución consigue salvar la exhibición de sus alumnos.
Candela y Massimo han perdido la paciencia. Ni la española ni el italiano saben que hacer para poder olvidarse el uno al otro. La bailarina visita a un exorcista aconsejada por una amiga, pero no consigue poner fin a sus problemas. Por casualidad termina en la consulta de una bruja que le entrega un poderoso amuleto para poder olvidarse del empresario.
Tras hacerse unas pruebas y comprobar que su estado de salud es correcto, el de Roma visita a un psicólogo que le explica que sus visiones son normales debido al ritmo de vida que lleva y el estrés que sufre.
El novio de Candela descubre que el móvil que le dio su hijo Pepe pertenece a Massimo Salvatori y llama a la sevillana muy enfadado. "Entiendo que esto también es duro para ti, pero no había necesidad de que yo me enterara", brota. Cuando Massimo llega a casa se encuentra a su pareja Francesca totalmente hundida. En su manos lleva el collar de Candela.