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La distancia no consigue que Candela y Massimo se olviden tras su tierna velada en Praga

  • La española y el italiano siguen encontrándose a través de visiones

Tras su accidentado viaje a Praga, Candela y Massimo vuelven a sus respectivas ciudades sin poder olvidarse el uno al otro. Aconsejada por una amiga, Candela visita a un exorcista para ver si consigue poner fin a sus visiones. Por otro lado, Massimo se hace una serie de pruebas médicas para comprobar que todo esta bien.

Massimo decide buscar otro tipo de ayuda profesional y acude a la consulta de un terapeuta para hablar sobre sus visiones. "Como médico te diría que las alucinaciones son algo muy complejo, las causas pueden ser permanentes o temporales, no necesariamente pro trastornos psíquicos. Como amigo te dirá que sé que siempre has sido un hombre equilibrado y que estás pasando por una época de estres intenso y que sufras descompensaciones es normal".

Candela acaba por casualidad en la consulta de una bruja que conoce su caso a la perfección. La adivina sabe que ha conocido a un hombre que vive en otra ciudad y le asegura que éste también está pensando en ella. La especialista le da un potente amuleto para poner remedio a sus problemas.

La española recibe una inesperada llamada telefónica de Chino. "¿Quién coño es Massimo Salvatori? No lo conozco, por suerte para él porque si no estaría en el fondo del río. Un tío del módulo seis me ha arreglado el móvil que me trajo pepe. Yo estoy todo el día pensando en ti y tú de viaje romántico en Praga. Sé que esto es muy difícil para ti, eres una tía cojonuda y no puedo pretender que te pases toda la vida sola, pero…¿Qué necesidad había de que yo me enterara?", le grita éste muy enfadado. Muy disgustada la bailarina intenta explicarse, pero su novio cuelga el teléfono.

Al llegar a casa Massimo encuentra a Francesca completamente hundida. Ésta le revela que ha encontrado un collar de mujer en la cama y aunque al principio el italiano intenta de inventarse una excusa termina contándole la verdad. "No ocurrió nada, te lo juro. No quiero a nadie más", tranquiliza el italiano a su novia dándole un abrazo.