El programa de 'La vida sin filtros' de esta semana llevaba ya dos horas de plató cuando sucedió lo inesperado. Por el set van pasando distintos invitados que cuentan sus historias, las cuales giraban, en esta ocasión, sobre asuntos pendientes. En este sentido, Cristina Tárrega recibió, entre otros muchos invitados, a Drusilla, la oveja negra de la Casa Gucci. Pero cuando le llegó el turno a María, ya había pasado demasiado tiempo... según ella.
La presentadora mira a cámara y presenta a María, una invitada que ha viajado desde Bailén y que se encuentra entre el público que está presente en plató. Rápidamente, la mujer da gracias porque por fin ha llegado su momento, pues confiesa estar incómoda por culpa de tanta espera: "Me tienes aquí mutilada, sentada", se queja con un gran sentido del humor. María se levanta, pero su inesperada frase estaba aún por llegar.
María sale de las gradas del público y se acerca hasta el set central del plató para ser entrevistada como Dios manda. Es en ese momento, cuando se encuentra (¡por fin!) con una Cristina Tárrega, la recibe con los brazos abiertos. Se saludan con un par de besos y la presentadora le echa en cara (con humor) que le ha fastidiado la presentación que el programa había preparado para ella, porque la ha interrumpido. Pero María tiene algo que decir al respecto, pues considera que le han tenido mucho tiempo esperando.
"Me has dejado la última que se me ha dormido hasta el chocho", le suelta María a Cristina Tárrega sin ningún tipo de miramiento en el momento del saludo, lo que deja a la presentadora sin saber dónde meterse. Rápidamente, decide reírse porque lo cierto es que no se esperaba para nada este tipo de afirmación por parte de una invitada. Pero lo de María no acaba aquí: "Lo tenía dormido, hace chu chu chú, cu chu chú. Lo tengo ahora mismo que si hiciera el amor, no siento nada".
Cristina Tárrega no puede parar de reír, al igual que el público y los colaboradores del programa, que no dan crédito a lo que están presenciando. "La petaca esta de aquí la tengo hincada", se queja María señalándose la espalda, pues parece ser que llevaba tiempo microfonada. Tras esto, se sienta en el sofá y rápidamente se percata de lo cómodo que es el sofá del plató donde se sientan los invitados: "Uhhh, tanto duro y tan tierno (dice haciendo una comparación entre los dos asientos), esto es lo que tenían que haberme puesto allí".
"Se ha portado muy mal conmigo", añade la invitada haciendo referencia a Cristina Tárrega, "tienen que poner ahí culetes de esponja", le dice y la presentadora admite que María lleva razón, que los asientos de las gradas del plató son "un poco incómodos" y que va a tener que pedir que los cambien, lo que arranca los aplausos del público allí presente.