El Beach Club Medusa, situado en primera línea de playa de Palma, era un restaurante y local de copas. El local estaba lleno cuando este jueves 24 de mayo se desplomaba una terraza sobre la planta baja del local que se ha hundía hasta el sótano. La tragedia ha dejado de momento cuatro muertos y 16 heridos, 7 de ellos muy graves.
Pocas horas después, 'La mirada crítica' ha podido hablar en directo con varios testigos de este derrumbe, que nos han contado cómo se vivió este duro momento: "Estaba llegando a mi casa de pasear cuando empecé a escuchar mucha policía y ambulancias, por eso volvimos a ver qué pasaba. Es una tragedia... Había mucha gente ayudando. Es un sitio muy de moda donde acude mucha gente joven y siempre está a tope. Además, era el momento de máxima afluencia por la hora", ha contado Montse.
Ramón, otro testigo, nos ha contado cómo recordaba el edificio en el pasado, ya que data del año 1940: "Era una zona residencial que se convirtió para negocios. Es una casa antigua que debe tener unos 80 años y no sé con qué permiso habrán hecho la planta de arriba porque los cimientos son los mismos", nos ha explicado.
El negocio hostelero, ocupado en el momento del suceso por clientes y trabajadores, tenía en la terraza uno de sus grandes atractivos para el público, en primer línea y con vistas al mar.
Entre la comida que se puede disfrutar destacan los platos mexicanos y las hamburguesas, sin olvidar, por supuesto, las raciones más típicas de nuestro país. Del mismo modo, dispone de una gran oferta gastronómica italiana, con pizzas y platos de pasta.
Además, en su carta cuenta con una amplia opción para las personas veganas, así como con una extensa carta de cafés y de zumos. Se trata de un establecimiento de ocio nocturno donde también se sirven cócteles para todos los gustos, tanto los clásicos como otros de elaboración más moderna.
Los especialistas, según han informado medios locales, evacuaron a los heridos por la parte de atrás del bar-restaurante, que da a la calle Trasimé, ubicada en la principal zona turística de la capital balear.
Mallorca no vivía un suceso de esta magnitud desde el año 2009, cuando por su mal estado un inmueble se vino abajo, los técnicos apuntaron a un posible colapso del forjado, y fallecieron siete personas: un matrimonio alemán y miembros de una familia mallorquina y otra colombiana.
El caso motivó que el Ayuntamiento de Palma creara una comisión no permanente para mejorar los mecanismos de prevención para la correcta conservación y mantenimiento de los edificios, con un mapa de riesgos de la ciudad.