Con solo ocho años, Hugo advierte a Papá Noel: "Echa gel al entrar y ponte la mascarilla, por favor"
El pequeño "no quiere juguetes", sino "libertad y salud para todo el mundo"
Su madre cuenta que le "emocionó" el comportamiento del niño
Hugo y sus hermanos siguen a rajatabla las medidas de Sanidad
Hugo es un niño “sensible” que cumple a rajatabla con las medidas impuestas por Sanidad para luchar contra la pandemia y, desde su casa, en Noia (A Coruña), “presta mucha atención” a las noticias que se difunden sobre el coronavirus. Este año, por Navidad, “no quiere juguetes”, sino “libertad y salud” para todo el mundo, así que en su carta a Papá Noel, advierte: “Echa gel al entrar y ponte la mascarilla, por favor”.
El pequeño, de ocho años, solo quiere que esta pesadilla llegue a su fin, por eso implora a los más mágicos, en este caso, a Papá Noel, “que se acabe el coronavirus”. “No quiere juguetes. Quiere libertad y salud para todo el mundo”, relata su madre Lidia Moledo, explicando que el niño tiene “miedo a que Papá Noel entre en nuestro hogar sin mascarilla y nos contagie”.
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Por ello, en la carta anual que miles de niños de todo el mundo ya están preparando, Hugo advierte a Papá Noel de las medidas para prevenir contagios. Tal y como le han enseñado en casa, escribe: “Echa gel al entrar y ponte la mascarilla, por favor”. “Da a entender que casi prefiere que no entre en casa si no es protegido”, explica su madre, a quien “emocionó” el comportamiento del niño.
No obstante, destaca, es algo que lleva haciendo desde su cumpleaños: “Reza todas las noches para que se acabe el bicho. Pasó su cumpleaños encerrado y cuando pidió el deseo también fue que se acabe el bicho”.
Un ejemplo en la lucha contra la pandemia
Los más pequeños han sido un ejemplo para todos desde el inicio de la pandemia. Han aprendido a convivir con ella: en el colegio, a pesar de que muchos "tienen las orejas destrozadas" no se quitan la mascarilla y permanecen con su ‘grupo burbuja’; fuera de las aulas, continúan con su labor de protegerse a ellos mismos y al resto.
Cada día, cuando Hugo y sus hermanos – su gemelo, Julio, y Lucía, a sus 11 años, la mayor de los tres– llegan a su casa, “lo primero que hacen es quitarse la ropa e ir directos a la lavadora y después se van a la ducha”. Aunque “siempre les hemos hablado muy claro de la pandemia y de lo importante que es seguir las normas que marca Sanidad”, este hábito lo han aprendido porque lo “han escuchado en las noticias”, a las que “prestan mucha atención”, llegando, incluso, a “quitar los dibujos” para estar informados acerca del virus, narra su madre.
Los niños “tienen mucho miedo a contagiarse y siguen al pie de la letra las normas del cole”. De hecho, su madre cuenta que “nunca me hizo falta decirle ponte la mascarilla o lávate las manos. Al contrario. Tenía que decirle que no se las lavase tanto porque le estaba cayendo la piel de tanto hidrogel, jabón...”.
Pero, aun cumpliendo con las medidas, el virus continúa al acecho y, por ejemplo, esta semana “ha aparecido un caso” en el colegio al que van los niños, el CEIP Felipe de Castro. Esto solo les recuerda que deben seguir haciendo su parte, especialmente, cuando “en la familia hay muchos casos de riesgo”.
Como otros, Hugo y sus hermanos “llevan desde el mes de marzo sin subir a su casa (la de sus abuelos) donde tienen sus juguetes” porque “son mayores” y es un colectivo al que hay que todos debemos proteger.
Para ellos, esto no es fácil y, en el confinamiento, “lo pasaron muy mal”. Aun así, entienden la situación y les cuidan, ingeniándoselas para seguir teniendo contacto con ellos. Por ejemplo, en su caso, viviendo en un primero, les veían por la ventana y cuando su abuelo “les traía sus chuches, ellos las subían con una cuerda”.
A pesar de su corta edad, los niños nos demuestran cada día que luchar por el bien común prevalece sobre los comportamientos egoistas. Ellos también quieren que se acaben las restricciones y que los abrazos a sus abuelos no supongan un riesgo. En definitiva, desean un mundo tal y como lo conocían. Por eso, se lavan las manos varias veces, se ponen la mascarilla y van al colegio, donde, de momento, solo pueden estar con algunos de sus amigos. Ponen su granito de arena para que los que más quieren sigan en sus vidas mucho tiempo.