Alquilar o comprar una vivienda: lo que debes tener ahorrado y pasos para no ahogarte
¿Comprar o alquilar vivienda? No existe una respuesta universal, pero estas pautas pueden ayudarte a decidir qué opción es mejor para ti
Contar con ahorros equivalentes al 30% del valor de la vivienda es vital
No se debe dedicar más del 35% de los ingresos a pagar una vivienda
Nuestras decisiones relacionadas con vivienda, en un país que no destaca por su vivienda social, son, probablemente, las más importantes de nuestra vida a nivel económico. Si optamos por un alquiler ganaremos en libertad porque podremos cambiar de residencia de forma más sencilla, pero también estaremos desembolsando una gran cantidad de dinero cada mes sabiendo que no estamos adquiriendo nada a cambio.
Si nos lanzamos a comprar, nos estaremos atando financieramente a una entidad y adquiriremos una responsabilidad prácticamente de por vida, pero tendremos la ventaja de contar con un activo propio. Pensemos o no en ello, la partida de nuestros ingresos que dedicamos a satisfacer nuestra necesidad de vivienda suele ser la más importante de todas. Por eso, las decisiones que tomemos al respecto son muy importantes, y merece la pena detenerse a analizarlas con cuidado. ¿Cuándo es mejor comprar o alquilar vivienda? ¿Existe alguna fórmula para tomar la mejor decisión?
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Comprar o alquilar vivienda: ¿Existe una opción ideal?
La realidad es que no existe una solución universal aplicable a todo el mundo, algo lógico teniendo en cuenta que existen tantas situaciones posibles como personas. En esta decisión entran en juego nuestras preferencias personales, nuestro ritmo de vida... y también, lógicamente, nuestra capacidad económica y nuestro nivel de ahorro, entre otras muchas cosas.
Si pensamos en comprar vivienda, hay que tener en cuenta que vamos a comprometernos a desembolsar una cantidad importante de dinero destinada al pago de intereses y comisiones, además de a la compra del bien en sí mismo. También que, al menos en este momento, es necesario contar con unos ahorros equivalentes al 30 por ciento del valor de la vivienda (10 por ciento para gastos y 20 por ciento del valor del inmueble) para poder acceder a una hipoteca, algo que deja fuera a muchísimas personas, negándoles siquiera la posibilidad de plantearse esta opción.
Con todo, existen periodos concretos en los que los requisitos para comprar vivienda se vuelven más flexibles, normalmente relacionados con los movimientos que se producen en el mercado inmobiliario. Por eso conviene permanecer atento a los vaivenes del mercado y calibrar lo requisitos que marcan los bancos en cada momento (así como la evolución del precio de la vivienda): es posible conseguir una hipoteca más ‘barata’ en determinados periodos, así como acceder a este préstamo con menos exigencias previas.
Por ejemplo, en el caso de los pisos de bancos es posible acceder a hipotecas por el cien por cien del valor de la vivienda, bastando con tener un 10 por ciento del valor del inmueble ahorrado para cubrir los gastos de tramitación. También ayuda ofrecer avales, así como contar con un alto poder adquisitivo que sirva como garantía extra.
En cualquier caso, es importante tener en cuenta que cuando firmamos una hipoteca nos comprometemos a un pago casi de por vida: los vaivenes de la economía durante periodos de 25 o 30 años pueden ser enormes, por lo que es importante no comprometerse a un pago que pueda resultar asfixiante en algún momento. Normalmente se recomienda que no dediquemos más de un 35 por ciento de nuestros ingresos a pagar vivienda.
También hay que valorar atentamente las condiciones de cada hipoteca y no dejarse llevar por las prisas: muchas veces las entidades ofrecen productos cargados de comisiones y con altos intereses. También hay que valorar el riesgo asociado a lo intereses variables, especialmente en hipotecas de gran duración. Si quieres ganar en certeza, es preferible optar por una hipoteca con interés fijo en lugar de variable.
Por último, conviene tener en cuenta nuestro estilo de vida y preferencias en este sentido: si nos gusta cambiar de domicilio o incluso de país habitualmente, o si nuestro trabajo puede llevarnos a pasar largos periodos en otros lugares, tal vez la compra de vivienda no sea la mejor opción. Aunque siempre es posible vender el inmueble o alquilarlo, es cierto que contar con una propiedad condiciona de algún modo nuestra movilidad geográfica en mayor medida que un alquiler, más fácil de resolver.
Por último, a la hora de hacer números para decidir cuándo comprar vivienda hay que recordar que comprar una vivienda implica desembolsar una serie de gastos que no existen en el caso del alquiler: IBI, comunidad...)
Entonces, ¿cuándo alquilar vivienda en lugar de comprar? Normalmente optaremos por el alquiler cuando no tengamos los ahorros suficientes para comprar vivienda o cuando prefiramos esta fórmula por ser más flexible que la compraventa. Los gastos relacionados con el alquiler son mucho más bajos, no se adquiere una responsabilidad a largo plazo y no ponemos en juego nuestros bienes personales ya que, en caso de incumplimiento, tan solo perderíamos la fianza. En el caso de la hipoteca, el riesgo asociado al impago es mucho mayor.