Se acercan unas navidades que este año, como se ha repetido por activa y por pasiva no va a quedar más remedio que celebrar de manera diferente a la habitual. La pandemia del Covid-19 es de suponer que va a propiciar un aumento de los encuentros sociales en los domicilios, por el cierre de algunos tipos de actividades en distintas zonas del país y el toque de queda nocturno extendido por toda la geografía nacional.

Además, ha aumentado el tiempo que se pasa en casa por las restricciones de movilidad generalizadas, la extensión del teletrabajo y el establecimiento de un número máximo de personas en las reuniones familiares o sociales, lo que provoca un incremento del consumo energético en los domicilios frente a los habituales hasta ahora.

Según una encuesta de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), sólo el 13% de las casas y apenas el 5% de los pisos y apartamentos en nuestro país destacan por su equipamiento para conseguir una mayor eficiencia en el consumo de agua y energía. De hecho, sólo uno de cada diez encuestados cree que su casa está bien equipada para una mayor eficiencia energética.

Según este mismo sondeo, solo un 27 % de encuestados dispone de tarifa con discriminación horaria; apenas dos de cada diez edificios tienen un buen aislamiento térmico; y los grifos con cabezales para ahorrar agua se encuentran solo en el 38 % de las casas. Los electrodomésticos con la máxima calificación actual (A+++) son minoritarios: un 28% de los frigoríficos y un 15% de los hornos. Y el 24% de las viviendas sigue sin contar con bombillas de bajo consumo.

En este contexto, mejorar la eficiencia energética de los domicilios españoles es aún una asignatura pendiente, que tiene un impacto directo en el medio ambiente y también en la economía familiar.

Pero un mayor o menor consumo energético no sólo depende de los hogares, sino también de los equipamientos y preparación de los edificios. La legislación española exige que las viviendas cuenten con un certificado de eficiencia energética que determina el grado de optimización de la vivienda. Esta evaluación la tiene que llevar a cabo un técnico o entidad independiente y se realiza midiendo el consumo energético que cada hogar necesita a lo largo del año para, después, categorizar las viviendas. Estas etiquetas van desde la A (edificios más eficientes energéticamente) hasta la G (edificios menos eficientes energéticamente).

Según Jessica España, gerente de ingeniería eléctrica y tecnología de la construcción de la entidad de servicios técnicos, de seguridad y certificación TÜV Rheinland, “reducir el consumo energético de las viviendas es una tarea que repercute positivamente tanto en la economía de los hogares como en el medio ambiente. Estas navidades son un buen momento para tomar conciencia sobre el uso energético que hacemos y contribuir, en la medida de lo posible, a que estos días festivos sean también sostenibles”.

TÜV Rheinland, recomienda cinco sencillos gestos para ahorrar en la factura energética de los hogares españoles esta Navidad:

Una alternativa más eficiente a los sistemas de iluminación tradicionales son las luces LED. Utilizar este tipo de bombillas en las decoraciones del árbol de Navidad y del Belén supone una notable reducción del consumo energético.

Los equipos con esta categoría tienen un mejor rendimiento energético. Durante la Navidad se hace un uso más intensivo de electrodomésticos y dispositivos electrónicos, lo que puede disparar la factura de la luz. Invertir en aparatos con etiqueta A+++ tiene una reducción de los costes energéticos, así como un mejor cuidado del planeta.

Estos días festivos, las neveras se llenan de productos para disfrutar de las cenas de Navidad. Estos equipos consumen hasta un 30% de la electricidad de los hogares, por lo que asegurarse de una correcta regulación de la temperatura tiene un impacto directo en el medio ambiente y en la factura de la luz de los hogares. La temperatura ideal para un funcionamiento óptimo de los frigoríficos es de 4ºC en la nevera y -18ºC en el congelador.

Las ventanas y puertas son lugares por los que se pierde mucha energía en las viviendas. Actualmente, existen materiales que aíslan térmicamente y minimizan estos escapes de forma que se reduce, por ejemplo, el uso de la calefacción.

Junto al uso del frigorífico, el consumo de calefacción es el más elevado durante las navidades. Para hacer un consumo responsable se recomienda instalar un termostato capaz de regular de forma automática la temperatura de todas las estancias del hogar. De esta forma, una vez se alcanzan los grados que hacen de la vivienda un lugar confortable para los inquilinos, se detiene el uso de la calefacción.