Chirag Lukha tiene 34 años y ha venido hasta 'Got talent España' para hacer algo que no iba a dejar indiferente a nadie. Chirag es samurái y se ha plantado en el escenario del talent con una catana, los ojos vendados y dispuesto a hacer pasar a los jueces uno de los momentos más tensos de sus vidas.
Justo antes de la actuación, los miembros del jurado debían escoger unos tarjetones en los que, sin saberlo, estaba escrito su destino. Tanto Tamara como Paula y Flo abrían los sobres y encontraban dentro unas calaveras que no indicaban nada bueno. En esta ocasión Risto se libraba de tener que subir al escenario a formar parte del tremendo número que estaba a punto de comenzar.
Ataviados con unos chubasqueros, Tamara, Paula y Flo subían al escenario y sujetaban con distintas partes de sus cuerpos piezas de frutas y hortalizas. Tamara, con la ayuda de un soporte, sujetaba justo encima de su cabeza una piña; Paula, totalmente asustada, mantenía en su mano derecha un manojo de calabacines; Florentino se llevaba la peor parte de los jueces y, tras tumbarse en el suelo, Chirag colocaba una sandía entre sus piernas.
Con los ojos completamente vendados, el concursante empezaba entonces a cortar y aplastar cada una de las frutas para pavor de los jueces y disfrute de Risto, que observaba la escena desde su asiento. Uno de los momentos más tensos era sin duda cuando la catana de Chirag se quedaba a tan solo unos centímetros de distancia de la cabeza de Tamara: "Sé que no soy la cabeza pensante del equipo, pero me gustaría conservarla", bromeaba la influencer.
Otro de los momentos en los que el público ha tenido que aguantar la respiración durante la actuación ha sido cuando le llegaba el turno a Flo. El cómico estaba tumbado sobre el suelo del escenario, temblando, sujetando entre sus manos un calabacín, otro sobre su abdomen y rodeado de sandías, una de ellas justo entre sus partes nobles.
Chirag, con movimientos rápidos y precisos, iba cortando uno a uno los frutos tan cerca de Florentino que hasta le salpicaban los jugos. Flo, que no ha pasado tanto miedo nunca en un programa, suspiraba aliviado al comprobar que todas las partes de su cuerpo seguían intactas.
Tras pasar sobre el escenario uno de los momentos más tensos de sus vidas llegaba el turno a las valoraciones. Los jueces, aún recuperándose de lo que acababan de vivir, valoraban uno a uno la actuación del samurái. Pese al terror que acababan de pasar, los cuatro miembros le daban su 'sí' a Chirag, aunque eso sí con una condición: "Te doy mi sí si prometes que en la siguiente actuación el protagonista de tu número es Risto y en lugar de un calabacín le colocas un pepinillo".
Chirag, que se atreve con todo, aceptaba el reto y prometía: "Volveré con lo que le gusta a la gente, pero esta vez aún más peligroso".