Se llama Víctor, aunque su nombre artístico es Slinkyquads. Comenzaba su actuación con todas las luces del teatro apagadas. Tan solo podían apreciarse la pintura fluorescente de su cuerpo y el fosforito del material que iba a utilizar durante su número: un muelle de juguete llamado, precisamente, Slinky.
Después de unos segundos de calma, la música comenzaba a sonar, fuerte y acelerada, y Slikyquads movía el muelle casi a la velocidad de la luz haciendo diferentes trucos continuamente.
“¿Ha molado mucho, no?”, decía Santi Millán cuando las luces volvían a encenderse tras el fin de su actuación.
Edurne inauguraba las valoraciones: “Me ha parecido muy visual, muy original, diferente. Además lo haces muy bien. Personalmente, cuando era pequeña, solo lo pasaba de mano a mano y lo dejaba en la escalera”.
Risto Mejide era el siguiente en tomar la palabra: “Me parece más interesante el personaje maligno que te has montado, que el número de malabares”. Paula Echevarría le daba la razón: “Me gusta la propuesta, la luz negra, el baile que te has marcado, pero sí es verdad que estoy de acuerdo con Risto en que esperaba un poco más, no sé el qué, pero algo más”.
Mientras tanto, Dani Martínez jugaba con los muelles haciendo reír a todos los presentes. Víctor terminaba consiguiendo su ‘sí’ y el de Edurne y Paula, frente al ‘no’ de Risto.