¿Puede triunfar hoy en día un restaurante que no tiene carta, que no tiene redes sociales, que no permite reservas y que solo cuenta con cuatro mesas? Estas son las características que distinguen a un icónico establecimiento que visitaron en su momento famosos muy conocidos en todo en el mundo y que reabrió sus puertas después de estar cerrado durante cuatro años debido a la pandemia. Se trata de Don Carlos (Brandsen, 699, Buenos Aires), un lugar que no sigue modas y que continúa rigiéndose por sus propias reglas.
La historia de este local, que fue en su momento una despensa y un almacén, se remonta a 1970. El matrimonio formado por Carlos Zinola y Marta Venturini inauguraron su negocio en una esquina en el barrio de La Boca, en Buenos Aires (Argentina), y frente al estadio Alberto J. Armando, más conocido con el apodo de La Bombonera y propiedad del Club Atlético Boca Juniors. La familia de Carlos había llegado a Argentina procedente de Chiavari, en el norte de Italia, por lo que conocían las especialidades gastronómicas del país europeo.
El restaurante no solo se hizo famoso por su localización, sino también por el llamado “sistema Carlitos”, término que se usaba para referirse a que no cuenta con una carta o un menú. “Carlos preguntaba cuánta hambre había y comenzaba a sacar platos, hasta que alguien dijera basta. Los días de partido salían pizzas”, explican en Clarín los propietarios, que siguen adelante con el negocio contando con la ayuda de su hija Gabriela.
El local únicamente tiene espacio para cuatro mesas. Una vez que se completan los asientos, se cierra y no entra nadie más. Los comensales solamente se sientan y tienen que esperar los platos, que cambian a diario. Los dueños señalan que no ven el establecimiento como un restaurante, una cantina o un bodegón, sino como si fuera la sala de estar de su casa. Esa cercanía, el ambiente familiar y la imposibilidad de elegir a la carta contribuyeron a su popularidad. “Jamás traicionamos nuestros principios”, afirma Gabriela en La Nación. “Nada de calidad se puede hacer en grandes cantidades”, apunta su padre.
Francis Mallmann, un chef argentino con experiencia en televisión, es uno de los fans de Don Carlos y una de las figuras que ayudó a que el restaurante se convirtiera en todo un icono: “Amo el barrio y ellos representan el cariño más grande del pueblo argentino a la mesa”. El cocinero llevó allí a su compañero de profesión Anthony Bourdain, estadounidense que fue jefe de cocina y presentador de múltiples programas gastronómicos. “Su visita nos hizo conocidos en todo el mundo”, asegura Gabriela.
Entre las estrellas del cine que frecuentaban el lugar destaca Francis Ford Coppola, que visitó el restaurante casi todos los días durante un mes. Al lado de la mesa que solía ocupar el cineasta está un póster de ‘María Antonieta’, largometraje dirigido por su hija Sofia Coppola, con la firma de él: “Para Carlitos, Coppola, ¡padre de Sofia!”. La directora también acudió al restaurante en una ocasión con su padre para celebrar su cumpleaños.
El futbolista Diego Armando Maradona era uno de los habituales del lugar y el único famoso que recibía un trato especial, ya que siempre le preparaban una mesa separada. Otra de las celebridades que estuvo allí fue Gwyneth Paltrow, que probó matambre relleno, un corte de carne argentina. “Lo comió y fue feliz”, asegura la hija de los propietarios. También disfrutaron de la comida de Don Carlos los artistas Pérez Celis, Rómulo Macció y Marta Minujín, así como muchos grandes nombres del deporte, la cultura y la política de Argentina.
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