La reapertura de locales tan icónicos como Casa Leopoldo es un motivo de celebración. Aquí, en este café tertulia abierto en 1929, se hizo un lugar de honor Manuel Vázquez Montalbán, que ahora cuenta con una sala que lleva su nombre. Pero el creador del famoso detective Pepe Carvalho no fue el único intelectual que encontró en Casa Leopoldo el sitio perfecto para comer unas albóndigas o una lubina en el Raval barcelonés. Allí se reunía con Eduardo Mendoza, Terenci Moix o Maruja Torres en la década de los 50 para hablar de literatura. Y más tarde serían figuras como Picasso y Dalí los que frecuentarían este famoso café, como hicieran en Madrid con el Café Gijón. Tras varias idas y venidas, Casa Leopoldo ha vuelto a abrir sus puertas, dispuesto a no perder la esencia que le convirtió en parte de la historia cultural de este país.
Eso era Casa Leopoldo cuando abrió sus puertas en mayo de 1929. Su fundador, Leopoldo Gil Monferrer, llegó a Barcelona desde un pueblo de Teruel con la intención de labrarse un futuro. Uno de los trabajos que desempeñó en sus inicios en capital catalana fue el de mesonero, y el que seguramente le animó a comprar el local que convirtió en el ya legendario Casa Leopoldo. Su menú del día, bien hecho y económico, atrajo a una clientela de trabajadores que desempeñaban su oficio cerca del local, como obreros y portuarios.
Después llegaría la élite literaria de la mano de Vázquez Montalbán, que convertirían esta casa de comidas en el café tertulia más relevante de la ciudad condal. A él hace referencia Carlos Zafón en algunas de sus novelas, y por sus mesas han desfilado, no solo escritores o pintores, sino también músicos (Joan Manuel Serrat es otro habitual), políticos y amantes del toreo. Algo de ese imán con el artisteo no se ha perdido y, según cuentan, la actriz Juliette Binoche no perdona una visita a Casa Leopoldo cuando va a Barcelona.
En agosto de 2015, Rosa Gil, que estaba al frente del local, bajó la persiana con la idea de reabrir tras el verano, pero le faltaron las fuerzas. El negocio había decaído, los intelectuales que lo había encumbrado habían muerto o eran ya mayores para ir con la misma frecuencia. La nieta del fundador de Casa Leopoldo cerró definitivamente. Hubo que esperar a 2020 para que el local tuviera una nueva oportunidad de la mano de Romain Fornell y Óscar Manresa, pero la pandemia fue más fuerte que el empeño. Tras unos meses convertido en un restaurante chino, volvió a cerrar sus puertas.
Ha tenido que ser este 2024 cuando Casa Leopoldo ha vuelto a abrir con todo el esplendor de antaño, renovado pero sin perder su esencia, y rescatando platos que le hicieron famoso en su momento, como el rabo de toro. El grupo Banco de Boquerones está detrás de esta apuesta, rescatando los sabores de siempre y el encanto de una época que no queremos que terminen.
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