Cachopo dulce: el plato de un asturiano que conquista en Madrid
La idea del cachopo dulce nació de la broma habitual tras comerse un buen cachopo: "¿Ahora de postre, cachopo?"
El cachopo dulce de Urumea trata de evocar la estética y la esencia del cachopo tradicional, pero a través de ingredientes dulces
Los cruasanes gigantes que lo petan en París ya se pueden comer en España
En la rica y variada gastronomía española pocos platos logran despertar tanta pasión y orgullo regional como el cachopo asturiano. Este emblema de la cocina del norte de España, originalmente concebido como un festín de carne rellena de jamón y queso, que ha evolucionado y conquistado paladares en toda la península.
Sin embargo, existe una versión inesperada y revolucionaria del cachopo que está causando sensación en Madrid: el cachopo dulce. Esta creación, obra del chef asturiano Tito Gómez, ha sorprendido tanto a críticos gastronómicos como a comensales, generando una ola de curiosidad en el barrio de Chamartín, donde dirige el restaurante Urumea. Aquí, tradición y creatividad se dan la mano para ofrecer una experiencia culinaria única.
MÁS
El origen de una idea rompedora
El creador de este sorprendente cachopo dulce, Tito Gómez, es originario de Pola de Allande, Asturias, una tierra de profundas raíces culinarias. Aunque sus inicios en la hostelería fueron en su tierra natal, el chef se trasladó a Madrid, primero trabajando en Urumea, y más tarde siendo el propietario del restaurante.
En su afán por mantener viva la tradición asturiana, pero con un toque distintivo, Gómez se planteó una pregunta simple pero habitual en forma de gracieta tras haber comido un buen cachopo en su restaurante: "¿Ahora de postre, cachopo?". Esta pregunta fue el punto de partida para la creación de una versión completamente nueva del plato, manteniendo su esencia pero adaptándolo a un terreno inexplorado: el mundo de los dulces. El chef afirma se confiesa como cocinero inquieto, y que al final tenía que intentar hacer este plato, "no se estarme quieto, ¿por qué no iba a hacerlo?", afirmó.
Para Gómez, la clave no era solo transformar el sabor, sino capturar el espíritu de un plato único como el cachopo. A través de una cuidadosa selección de ingredientes y con una meticulosa técnica de preparación, dio a luz el cachopo dulce, una combinación de sabores y texturas que honra la tradición mientras rompe con las expectativas.
El cachopo dulce: una experiencia diferente
El cachopo dulce de Urumea trata de evocar la estética y la esencia del cachopo tradicional, pero a través de ingredientes dulces. La base del plato son láminas de hojaldre crujiente, que imitan la estructura de la carne rebozada. Entre las capas, el chef incorpora crema pastelera y manzana asada, creando una experiencia que es a la vez dulce y fresca, con un toque de acidez que recuerda a los sabores tradicionales de la repostería asturiana.
A esto hay que añadir una cobertura hecha de almendra picada, que aporta un contraste crujiente al bocado suave y cremoso del relleno. Para completar la presentación, el plato se sirve sobre una cama de palitos de manzana, que imitan las patatas fritas que suelen acompañar al cachopo tradicional. Este detalle no solo añade un componente estético que evoca al plato original, sino que también refuerza la experiencia sensorial al combinar sabores y texturas de una manera novedosa.
Se trata de un postre pensado para compartir, ya que tiene un precio de 20 euros y un tamaño suficiente para satisfacer las ansias de dulce de cuatro personas, aunque se puede pedir una ración de tamaño normal si no se tiene acompañamiento o hambre suficiente. Según Gómez, el objetivo es que los comensales disfruten de una experiencia culinaria compartida, al igual que lo harían con un cachopo tradicional en una comida en familia o con amigos. El restaurante afirma sacar al día este plato entre 20 y 30 veces, lo que resulta testimonio de su éxito entre los clientes.
Tanto es así que desde que Tito Gómez lanzó su innovador cachopo dulce, la respuesta de los comensales no se ha hecho esperar. Tanto clientes habituales como visitantes han mostrado su entusiasmo por la creación de Gómez, alabando la audacia de transformar un plato tan icónico en algo nuevo y sorprendente. Se resalta que la combinación de ingredientes tradicionales y la presentación del cachopo dulce hacen de este postre una opción única, que fusiona tradiciones regionales con innovación.
Innovación en la gastronomía asturiana: la tendencia de los platos dulces
La creación del cachopo dulce no es un caso aislado. En los últimos años, la tendencia de reinterpretar platos salados en versiones dulces ha cobrado fuerza en la gastronomía española. Esta práctica no solo desafía las percepciones de los comensales, sino que también destaca la versatilidad de la cocina asturiana, cuyo repertorio se extiende mucho más allá de los platos clásicos. En este contexto, Tito Gómez y su restaurante Urumea se posicionan en la exploración de nuevas fronteras culinarias, demostrando que la innovación puede ser tan fundamental para la gastronomía como la preservación de la tradición.
Por supuesto, el cachopo dulce no es el único plato asturiano de la carta de Urumea, sino que está plagado de sabores nacidos en esta tierras del norte de España. De esta manera cuenta con distintas versiones del cachopo de hasta un metro de longitud, exquisitas fabadas asturianas, quesos de la tierra, y mucho más.
Suscríbete a la newsletter de Gastro y te contamos las noticias en tu mail.