La lasaña alternativa para disfrutar por la mitad de las calorías
Andrea de Vivar
Lasaña de calabacín
La elección meticulosa de ingredientes y las técnicas de cocinado permitirán reducir calorías sin sacrificar sabor
Carne de pollo o pavo, calabacín y leche vegetal son el secreto de su nivel calórico
Una opción sabrosa y ligera rica en fibras y vitaminas
Aunque parezca increíble, el origen de la lasaña no es del todo italiano. O eso parece. Hay evidencias de este plato tan conocido se llamaba 'pastitsio' en la Antigua Grecia, una receta basada en largas láminas de pasta con salsas entre cada una servidas en platos especiales de metal, a modo de cazuelas.
Con el tiempo, los contactos bélicos y culturales entre Grecia y el Imperio Romano hicieron que esta receta llegara a Italia y evolucionara hasta la que conocemos hoy en día, que tiene hasta un día mundial, el 29 de julio. Este plato consiste en capas de pasta intercaladas con diferentes ingredientes, como carnes, verduras, pescados, que se hornean juntos con salsa bechamel u otras salsas para crear una combinación irresistible de sabores y texturas. Pero hay más alternativas para prepararla para que la lasaña sea más nutritiva (e igual de deliciosa).
La clave de las lasañas bajas en calorías está en la elección de los ingredientes y en la técnica del cocinado. Cambiar la pasta por calabacín es una opción estupenda para reducir el número de calorías del plato. Elegir carnes magras como el pollo o el pavo reducen el contenido de grasas saturadas y los quesos bajos en grasa o sus versiones reducidas, como el ricotta o mozzarella, aportan cremosidad sin sumar calorías innecesarias. Si también se le añade verduras frescas, como espinacas, champiñones, tomates o pimientos, aumenta la fibra y nutrientes.
Si con estos ingredientes cuidamos la técnica del cocinado, minimizando el uso de aceites, cocinando al vapor las verduras, se mantiene y textura y sabor, huyendo de calorías extra.
Para el relleno de la lasaña, cocinamos el ajo y la cebolla en una sartén con aceite de oliva. Una vez se haya dorado, añadimos los champiñones troceados en porciones y cocinamos durante 5 minutos.
Sumamos la carne picada a la sartén y añadimos la salsa de tomate junto con la pimienta negra, y una pizca de sal. Cocinamos unos 10 minutos y reservamos.
Cortamos los calabacines con una mandolina a lo largo, para obtener láminas finas que servirán como sustituto de la masa de lasaña.
En una fuente de horno colocamos láminas de calabacín y el relleno. Repetiremos este proceso una vez más, terminando con una capa de calabacín y mozzarella por encima. Reservar.
En un cazo calentamos un poco el aceite de oliva para la bechamel.
Añadimos la harina y la cocinamos unos minutos hasta que tenga algo de color.
Vamos añadiendo la leche poco a poco mientras va espesando la salsa.
Le ponemos la pizca de nuez moscada y un poco de sal.
Vertimos la bechamel sobre la lasaña.
Llevamos a gratinar al horno a 200º durante 25 minutos aproximadamente y… ¡a disfrutar!