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La gastronomía española es reconocida por su diversidad, frescura y la capacidad de capturar la esencia de cada temporada. Dos de sus recetas más icónicas —el gazpacho y el tinto de verano— fueron recientemente seleccionadas por la audiencia del prestigioso The New York Times entre las 50 las mejores del mundo. Estas dos creaciones no solo deleitan por su sabor, sino también por su simplicidad y la manera en que evocan la esencia del verano en España.
El gazpacho es más que una simple sopa fría; es una celebración del sabor y de la frescura. Originario de Andalucía, tal y como indica The New York Times, este plato ha sido parte fundamental del repertorio culinario español durante siglos. Su preparación, que combina tomates maduros, pepinos, pimientos, ajo, aceite de oliva, vinagre y sal, va en la línea de los sabores típicos de la dieta mediterránea. La mezcla de ingredientes frescos, muchas veces cultivados a pocos kilómetros de la cocina en la que se prepara,da como resultado un plato vibrante, lleno de color y sabor, ideal para los calurosos días de verano.
La receta incluida en The New York Times solo tarda 20 minutos en prepararse, e incluye tomato, pepino, pimiento verde, cebolla, ajo, vinagre, sal y aceite de oliva extra virgen. Por tanto, en esta ocasión parece que se ha respetado la preparación original de este delicioso plato. Julia Moskin, una periodista ganadora del pulitzer es la responsable de la receta, que es alabada por los lectores y que afirma haber “disfrutado en Barcelona”.
Aunque la receta tradicional es ampliamente conocida, existen infinitas variaciones regionales y familiares que adaptan la receta a los gustos personales o a los ingredientes disponibles, hasta el punto de que los lectores de New York Times sugieren algunas variantes.. Por ejemplo, en ocasiones se incluyen frutas como la sandía o el melón, que añaden una nota dulce que equilibra la acidez del tomate. Estas adaptaciones mantienen viva la tradición del gazpacho, permitiendo que siga evolucionando sin perder su esencia.
El gazpacho, servido en un cuenco frío, se convierte en la perfecta bienvenida a familiares y amigos, ofreciendo no solo un placer para las papilas, sino también un momento de conexión social. Su popularidad ha trascendido fronteras, y hoy en día el gazpacho es una de las recetas más reconocidas internacionalmente, un verdadero embajador de la cocina española.
Por otro lado, el Tinto de Verano es una de las bebidas que mejor encapsula la idea del verano español. Esta sencilla mezcla de vino tinto y gaseosa de limón se ha convertido en una de las bebidas preferidas para combatir el calor estival. A diferencia de la sangría, que a menudo es más elaborada y está destinada a ocasiones especiales, el Tinto de Verano es una bebida sencilla, rápida de preparar y perfecta para cualquier momento.
La receta incluida en The New York Times incluye “hielo, vino tinto, y soda”, y su autora, Rebekah Pebbler, sugiere sustuir nuestro clásico La Casera, por 7UP o Sprite por lo digícil de encontrar este refresco más allá de nuestro territorio. Por supuesto, también afirma que cualquier soda con limón y sirope de lima, con burbujas eso sí, debería valer.
El tinto de verano tiene sus raíces en la cultura del sur de España, donde las tardes calurosas invitan a relajarse en la terraza con una bebida fría en la mano. La combinación del vino con la gaseosa crea una bebida ligera, con un toque de dulzura y una acidez refrescante, perfecta para acompañar una conversación tranquila o para disfrutar con unas tapas. Este aspecto de la vida española —la celebración de los pequeños momentos de ocio en buena compañía— es parte del encanto que The New York Times ha tratado de resaltar al incluir al tinto de verano entre las mejores recetas del mundo.
Como con el gazpacho, la belleza del tinto de verano está en su simplicidad. No requiere de ingredientes sofisticados ni de técnicas complejas, solo una buena elección de vino, una gaseosa fría y quizás una rodaja de limón para decorar. Esta sencillez hace que cualquiera pueda replicar la experiencia de una tarde en una terraza española, sin importar en qué parte del mundo se encuentre.
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