Tras el exceso suele llegar el remordimiento de la misma manera que desde hace unos años a la Navidad le sucede el Dry January que traducido al castellano viene a ser ‘Enero Seco’. Una tendencia que propone un mes de abstinencia alcohólica que permita al cuerpo recuperarse tras los desmanes y excesos navideños.
Aunque es un hecho que la sociedad española cada vez consume menos alcohol, lo cierto es que año tras año los propósitos de Año Nuevo recogen un sinfín de ideas, deseos e intenciones de reducir la ingesta alcohólica. Al menos durante un tiempo. Apoyándose en eso, hace algo más de una década en el Reino Unido surgió la idea del Dry January, es decir, dejar de beber alcohol durante el primer mes del año. 30 días de abstinencia que permitan al cuerpo recuperarse y mejorar la salud.
Pero ¿qué beneficios tiene esta propuesta? Según la Doctora Cristina Petratti, médica de familia y nutricionista especializada en obesidad, realizar un periodo de abstinencia de alcohol “tiene múltiples beneficios, ya que mejora la calidad del sueño, aumenta la energía y ayuda a reducir peso así como a facilitar la función hepática. Además puede disminuir la presión arterial y los niveles de colesterol”, explica. “Sin olvidar que el abandono del alcohol mejora la claridad mental y el manejo del estrés”, añade antes de apuntar que el Dry January permite reflexionar sobre la relación del individuo con la bebida, estableciendo límites más saludables.
Aunque pueda parecer muy sencillo, lo cierto es que si el hábito de consumo está muy arraigado puede no resultar fácil dejar el alcohol durante todo un mes. Por ello, la nutricionista aconseja un periodo de reflexión que nos permita “establecer unas metas claras” y cómo llegar a ellas estableciendo unas “alternativas saludables al alcohol que nos ayuden socializar sin presión”.
Además, la doctora anima a compartir el objetivo con amigos y familiares para que nos ayuden a lograr el objetivo e invita a llevar un seguimiento diario del proceso que nos permita observar la evolución y los cambios positivos. En cualquier caso, la experta advierte que “si existe una dependencia significativa del alcohol, este tipo de periodos de abstinencia deben ser supervisados por un profesional de la salud”.
“El cuerpo comienza a eliminar el alcohol a las horas de su consumo, aunque los efectos más profundos de la abstinencia, como la recuperación hepática o la mejora de patrones de sueño, pueden tomar semanas”, avanza la doctora Petratti. En ese sentido, la profesional de origen argentino considera que “para la mayoría de las personas, un periodo de abstinencia de tres a cuatro semanas será suficiente para notar cambios significativos”, mientras que, lógicamente, en los casos en los que el consumo de alcohol es excesivo o prolongado se requerirá más tiempo.
Precisamente, para detectar un posible problema con el alcohol hay que prestar atención a señales como la necesidad de beber para relajarse o afrontar el día, la sensación de culpa tras beber, hacerlo con mayor frecuencia y en más cantidad de lo planeado. Experimentar problemas personales, en el trabajo o de salud por el consumo de alcohol, así como la imposibilidad de dejar de beber o simplemente a la hora de disminuir el consumo son otras de las señales a tener en cuenta como posibles indicadores de alcoholismo.
En todo caso, la doctora Cristina Petratti recuerda que puede existir un problema con el alcohol sin llegar a la adicción que en todo caso debe ser tratado por expertos. “La dependencia puede manifestarse como una necesidad psicológica o física de consumir alcohol en ciertas situaciones, sin llegar a cumplir los criterios diagnósticos de una adicción”, explica.
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