La diferencia entre fecha de caducidad y de consumo preferente que puede ahorrarte dinero

  • Tenemos la costumbre de tirar los alimentos cuando vemos que su fecha ha vencido

  • Es lo recomendable en algunos casos, pero no en todos

  • Conocer la diferencia entre 'caducidad' y 'consumo preferente' puede ahorrarnos dinero

Cuántas veces nos habrá pasado. Vamos a echar mano de un alimento y vemos que su fecha de duración ha vencido. Si nos consideramos prudentes, lo más probable es que lo tiremos a la basura para evitar riesgos. Qué rabia da. Además de quedarnos con las ganas de comerlo, implica un desperdicio de todos los recursos que se han empleado en su producción: agua, electricidad, combustible, gas, mano de obra, etc. Y no solo eso. También tiene un coste para nuestro bolsillo, porque tirar comida es equiparable a tirar dinero. Contar con unos conocimientos básicos en torno a la duración de los alimentos puede ayudarnos a evitar esa situación.  

Diferencia entre 'fecha de caducidad' y 'fecha de consumo preferente'

Cuando nos referimos a la duración de un alimento en términos coloquiales, solemos hablar de 'caducidad'. Esto nos puede despistar porque lo cierto es que no todos los alimentos tienen 'fecha de caducidad'. Conviene distinguir entre los dos tipos de fecha de duración que pueden aparecer en el etiquetado de los alimentos: fecha de caducidad y fecha de consumo preferente. 

La fecha de caducidad se muestra en los alimentos que pueden suponer un riesgo inminente para la salud si los consumimos una vez que ha vencido; por ejemplo, las ensaladas de bolsa listas para consumir o la carne fresca envasada.  

Por su parte, la fecha de consumo preferente se indica en el resto de los alimentos. Es decir, en aquellos que no suponen un riesgo inminente para la salud si los consumimos una vez que esa fecha ha vencido. En este grupo se encuentra la mayoría de los alimentos que compramos; por ejemplo, las galletas, las sardinas en conserva, el chocolate, las especias, el pan de molde y un largo etcétera. 

Diferentes decisiones para diferentes tipos de fechas 

A partir de lo que acabamos de mencionar es fácil deducir que la fecha de caducidad tiene más importancia que la de consumo preferente y conviene respetarla rigurosamente. Es decir, si vemos que una bandeja de pollo ha sobrepasado esa fecha, lo recomendable es tirarla a la basura

En el caso de los alimentos que muestran una fecha de consumo preferente en la etiqueta, podemos levantar la mano mucho más. Es decir, no es necesario que los tiremos el día que esa fecha ha vencido porque siguen siendo seguros hasta bastante tiempo después. El único problema en estos casos es que sus características organolépticas (olor, sabor, textura, etc.) pueden verse mermadas. Dicho de otro modo, comer unas galletas siete días después de que se hayan pasado de fecha no va a enfermarnos. Lo que ocurre es que probablemente su aroma, su sabor y su textura ya no serán tan buenos como cuando el producto se encontraba dentro de ese límite de duración: quizá estén más blandas, hayan perdido aroma, matices de sabor y frescura, etc. 

¿Cuánto duran los alimentos después de su fecha de consumo preferente? 

Esta es la pregunta evidente que surge a partir de lo que acabamos de comentar. La respuesta depende del tipo de alimento porque no todos tienen las mismas características ni se conservan durante el mismo tiempo.  

De forma general, se estiman diferentes plazos para distintos tipos de alimentos. Por ejemplo, para algunos como el yogur y el pan de molde, se considera que es seguro consumirlos hasta 15 días después de que hayan superado su fecha de consumo preferente. Para otros como el pan tostado, las galletas o la leche UHT, tres meses. Mientras que, para otros como conservas, especias, pasta o arroz, hasta un año.   

Eso sí, hay que tener en cuenta que las fechas de duración (ya sea de caducidad o de consumo preferente) solo son válidas mientras el alimento se almacene en las condiciones que se indican en la etiqueta (por ejemplo, “mantener en lugar fresco y seco” o “conservar entre 0ºC y 6ºC”) y si el envase está intacto. Además, no debemos olvidar que los alimentos no son eternos. Si presentan mal aspecto, mal olor o mal sabor, se recomienda evitar su consumo. 

Suscríbete a la newsletter de Gastro y te contamos las noticias en tu mail.