Kate Middleton ha regresado por todo lo alto a una de las fiestas más celebradas en Reino Unido: el Día de San Patricio. La princesa de Gales, que se perdió el evento del año pasado por su lucha contra el cáncer, se ha unido al regimiento de la Guardia Irlandesa para su desfile anual con el que se conmemora este 17 de marzo.

La esposa del príncipe Guillermo, que es Coronel de la Guardia Irlandesa, ha visitado a los soldados en Londres y se ha desplazado al Cuartel Wellington en Westminster en solitario, sin la compañía de su marido.

Kate se ha mostrado muy emocionada al reunirse con los soldados que participaban en el desfile, donde se les han otorgado medallas por servicios y buena conducta.

La princesa ha sido la encargada de entregar las tradicionales ramitas de trébol a los oficiales y guardias. Además, ha protagonizado un momento de lo más tierno y entrañable con la mascota del regimiento, el Perro Lobo Irlandés, al agacharse para acariciarle y darle también un trébol.

Más tarde, la futura reina de Reino Unido ha vuelto a mostrar su lado más espontáneo, humano y fuera de protocolo durante una ceremonia privada en el comedor del cuartel. La nuera del rey Carlos III, con cerveza en mano -en concreto una pinta Guinness- y dando pequeños sorbos, ha hecho un brindis junto a los guardias.

En un gesto muy cariñoso, Kate también ha sorprendido al hacer una donación económica a los guardias para la fiesta posterior al desfile, diciendo que era "lo mínimo que podía hacer", tal y como recoge el 'Daily Mail'.

Siguiendo la tradición, Middleton ha optado por un atuendo verde para la ocasión, combinando un abrigo verde botella de Alexander McQueen con botas negras de tacón y una boina.

Ha completado el look con un broche dorado con un trébol, haciendo claramente varios guiños con su outfit al Día de San Patricio. Propiedad de la Guardia Irlandesa, este broche dorado con una esmeralda central se presta a los miembros de la familia real británica durante las festividades de esta celebración.

Los tabloides británicos afirman que la reina madre, Isabel Bowes-Lyon, progenitora de Isabel II, fue el primer miembro de los Windsor en ser fotografiado con el broche. También lo ha lucido la princesa Ana.

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