Kike, el hijo mayor en común de Bertín Osborne y Fabiola Martínez, nació el 31 de enero de 2007 con una parálisis cerebral producida por la listeria que sufrió su madre durante el embarazo. Los médicos, tal y como ha explicado la propia Fabiola en '¡De viernes!', no diagnosticaron la enfermedad de Kike hasta el sexto mes de embarazo, momento en el que ya "no había nada que hacer".
Fabiola ha contado en el programa de Bea Archidona y Santi Acosta que cuando los médicos dieron con el problema era demasiado tarde para su hijo: "Yo sabía que algo no iba bien, yo les expliqué los síntomas que tenía, pero no me hicieron la prueba hasta que estaba de seis meses y medio, ya no se podía hacer nada, todos los órganos de Kike se habían infectado con la bacteria. Con el tiempo me enteré de que eso tenía tratamiento si se pilla a tiempo".
Para Fabiola y para Bertín, la noticia sobre la salud de su hijo supuso un mazazo inmediato. La pareja pasó en un instante de sentir ilusión por la llegada de su primer hijo en común, a pensar que el mundo se les venía encima. Pese a que los primeros años fueron una lucha constante y un complicado aprendizaje, lo cierto es que Fabiola intenta ver el lado positivo:
"A mí me dijeron que mi hijo, como mucho, iba a vivir dos años, que la tasa de supervivencia estaba en un 1%. Kike va a cumplir en unos días 18 años y tengo que deciros que es el mejor regalo que me ha hecho la vida. Kike nos ha enseñado que hay otra manera de vivir la vida, su alegría y su amor no son comparables con nada".
Y es que el día a día con Kike es algo que Fabiola ha llegado a amar profundamente pese a las dificultades: "Yo soy una persona realista. Es duro pasar por esto, mi hijo es una persona a la que si no le levantas de la silla no se levanta, que si no le acercas el vaso de agua él no bebe, y si una persona no bebe se muere. Pero pese a todo eso yo con mi hijo aprendo cosas cada día".
Terelu Campos, muy impresionada con el desgarrador relato de Fabiola, preguntaba a la venezolana por sus miedos. Ella, con la voz entrecortada, le reconocía a la colaboradora que más que miedo lo que siente es angustia y preocupación:
"Yo me hago mayor, claro que pienso en eso. Mi hijo Kike me necesita para todo y es inevitable pensar en qué va a pasar con él cuando yo ya no esté. Hay veces en las que ya no puedo con él, yo le baño, le lavo los dientes, le limpio las orejas... Antes me lo cargaba al costado y me bañaba con él, ahora a veces no puedo casi ni levantarlo, es un tío enorme y si él no me ayuda no soy capaz de levantarlo de la silla".