Fabiola Martínez, la exmujer de Bertín Osborne, se ha sentado en el plató de '¡De viernes!'. La empresaria venezolana ha explicado en el programa de Bea Archidona y Santi Acosta cómo fue uno de los momentos más complicados de su vida: los horribles años en los que sufrió abusos sexuales cuando solo era una niña.

Fabiola, con la voz entrecortada, le ha explicado a los colaboradores del programa que los abusos comenzaron cuando tenía solo cinco años y duraron hasta que tenía 15, momento en el que comenzó a darse cuenta "de que allí ocurría algo que no era normal".

Fabiola ha explicado cómo, durante diez años, ella pensó que "eso era una forma normal de dar amor": "Lo que me ocurrió ha marcado mi vida sin ni siquiera ser yo consciente, especialmente mi forma de relacionarme con los hombres. Yo pensaba que el amor era sexo, nada más".

Para horror de los colaboradores, la empresaria ha explicado que no solo sufrió por el abuso que esa persona de su familia ejerció sobre ella, si no también por el silencio de su entorno: "Mis padres lo sabían y guardaron silencio". Y es que cuando Fabiola por fin se atrevió a contarle a una prima lo que le había pasado, no recibió la respuesta que esperaba: "Se convirtió en algo de lo que no se podía hablar para no crear conflicto familiar. Es muy duro contar lo que te ha pasado y que tengas que seguir viendo a esa persona".

Fabiola ha explicado que tras muchos años de terapia, por fin ha conseguido "colocar en la mente" lo que le sucedió y empezar a llamar a las cosas por su nombre: "He empezado a sanar cosas y a tomar conciencia, ha sido difícil, un trauma como este te aleja de ti".

La empresaria no ha querido dejar pasar la oportunidad de poner el foco sobre la horrible lacra que supone el abuso de menores: "Una de cuatro niñas en el mundo sufren abuso y uno de cada seis niños también, y no son números, son personas, son niños. Lo peor de todo es que por cada uno de esos niños hay muchos abusadores, en eso es en lo que tenemos que pensar".

Para Fabiola Martínez y Bertín Osborne, la noticia de que su hijo Kike nacería con parálisis cerebral supuso un auténtico mazazo. La pareja pasó en un instante de sentir ilusión por la llegada de su primer hijo en común, a pensar que el mundo se les venía encima. Pese a que los primeros años fueron una lucha constante y un complicado aprendizaje, lo cierto es que Fabiola intenta ver el lado positivo.

Y es que el día a día con Kike es algo que Fabiola ha llegado a amar profundamente pese a las dificultades: "Yo soy una persona realista. Es duro pasar por esto, mi hijo es una persona a la que si no le levantas de la silla no se levanta, que si no le acercas el vaso de agua él no bebe, y si una persona no bebe se muere, pero pese a todo eso yo con mi hijo aprendo cosas cada día".