1992 fue el primer 'annus horribilis' de la Corona británica. Pese a que se cumplían 4 décadas del ascenso al trono de Isabel II, no fue un año de celebración. Su hijo Andrés de York se separó de Sarah Ferguson, su hija la princesa Ana hizo lo propio con Mark Phillips y, por si fuera poco, también se hizo oficial el divorcio del entonces príncipe Carlos con Diana de Gales tras años de polémicas y crisis matrimonial. Fue la propia reina quien bautizó ese año como su 'annus horribilis'. En este sentido, 2024 también lo ha sido para su primogénito Carlos III.
Hace un año Buckingham se sumió en un verdadero caos del que todavía le está costando salir. "Ha sido el año más difícil de mi vida", decía el príncipe Guillermo a finales del año pasado. Sin duda, los Windsor han vivido uno de los momentos más convulsos en Buckingham. Un año marcado por una serie de tragedias que han convertido 2024 en su segundo 'annus horribilis'.
Ahora el foco está puesto en la recuperación y en dejar atrás estos catastróficos 12 meses, pero es complicado salir de una situación tan devastadora como la que ha vivido la familia real británica. Una sucesión de adversidades que 'explotó' a principios de 2024. En concreto, el 16 de enero. Ese fue el día en el que comenzó el caos en Buckingham. Y llegó de la mano de Kate Middleton. Ahora se cumple el primer aniversario del inicio del cataclismo en la monarquía británica.
La esposa del príncipe Guillermo ingresó el 16 de enero de 2024 en la Clínica de Londres para una cirugía abdominal. Una noticia que se conoció al día siguiente. "Su Alteza Real la princesa de Gales ingresó ayer en el hospital para una cirugía abdominal planificada", comenzaba el comunicado del Palacio de Kensington que hizo saltar todas las alarmas sobre el estado de salud de la nuera del rey Carlos III.
La ausencia de Kate en algunos eventos y actividades institucionales que solían estar marcadas en su agenda ya era de extrañar, y los ciudadanos británicos y la prensa se preguntaban cuál era el motivo de su 'desaparición'. Preguntas que obtenían respuesta ese 17 de enero: la princesa tenía programada una operación.
Entonces, Palacio informó que permanecería ingresada dos semanas "antes de regresar a casa para continuar con su recuperación". Según los consejos médicos, se esperaba que no regresara a sus funciones públicas hasta después de Semana Santa. 'Daily Mail' publicó un artículo en el que señalaba: "Se entiende que no es cancerígeno".
El príncipe Guillermo también se vio en la obligación de posponer sus "numerosos compromisos oficiales mientras Kate está en el hospital para cuidar a la princesa de Gales y a sus tres hijos", los pequeños George, Charlotte y Louis.
Aquello sólo era el principio de lo que después caería sobre los Windsor.
Ese mismo 17 de enero Buckingham anunciaba que el rey Carlos III iba a ser operado por un agrandamiento de próstata la semana siguiente. El día 26 ingresó en el mismo centro médico que Kate para someterse a la operación. No fue hasta el día 29 cuando el monarca y la princesa abandonaron el hospital tras recibir el alta.
Tras semanas de silencio en Buckingham y decenas de rumores en las redes sociales y en la prensa sobre la salud del soberano y su nuera, llegó la 'confesión'. El rey padecía cáncer. El comunicado señalaba que el monarca había decidido compartir su diagnóstico "para evitar especulaciones y con la esperanza de que pueda ayudar a todos aquellos afectados por el cáncer". Trascendió que cancelaba sus compromisos públicos pero que seguiría realizando sus tareas en su residencia oficial. Reanudó su agenda en abril.
Mientras tanto, el hermetismo en Kensington por la salud de Middleton también hizo pensar que la princesa se enfrentaba a un cáncer. Y el 22 de marzo aquellas sospechas tristemente se hicieron realidad. El comunicado se hacía con un emotivo vídeo de la futura reina de Reino Unido en el que desvelaba que se estaba sometiendo a un tratamiento de quimioterapia preventiva y que habían sido "un par de meses increíblemente duros para toda nuestra familia".
Cabe destacar que Sarah Ferguson también anunció en enero que había sido diagnosticada de un cáncer de piel meses después de ser tratada por un cáncer de mama. En mayo desveló que ya lo había superado.
Durante esos meses de baja del monarca y de Kate, fue Guillermo quien pasó a representar a la monarquía británica, sin embargo, su presencia también se redujo para cuidar de su esposa y de sus tres hijos en común. Por lo que otro miembro de la realeza, junto a la reina Camila, tenía que suplirles. Llegó el turno de la princesa Ana, aunque no por mucho tiempo.
En junio, la única hija mujer de la difunta Isabel II ingresaba en el hospital con heridas leves y conmoción cerebral tras un accidente en su finca de Gatcombe Park. No regresó a sus funciones hasta julio.
El 9 de septiembre una buena noticia llegaba desde Palacio. Middleton anunciaba el fin de la quimioterapia a través de un vídeo familiar junto a su marido, sus hijos y sus padres Michael y Carole Middleton.
"No puedo expresar el alivio que siento al haber completado finalmente mi tratamiento de quimioterapia. Estos últimos nueve meses han sido increíblemente difíciles para nosotros como familia. La vida, tal como la conoces, puede cambiar en un instante y hemos tenido que encontrar la manera de navegar en aguas tormentosas y por un camino desconocido", explicaba la princesa.
"Ahora estoy enfocada en hacer todo lo que pueda para mantenerme libre de cáncer. Aunque he terminado la quimioterapia, mi camino hacia la curación y la recuperación completa es largo", añadía.
En noviembre, el rey decidía cerrar las puertas de Buckingham hasta, al menos, 2027, ya que el Palacio se está enfrentando a uno de los mayores cambios de su historia, dejando así de acoger visitas oficiales para llevar a cabo una reforma de más de 430 millones de euros.
Tal y como publicó 'The Times', la visita del emir de Qatar, fechada a 4 de diciembre, fue la última.
También en noviembre, la reina Camila se veía obligada a cancelar 'in extremis' todos sus compromisos a causa de una infección en el pecho. En diciembre la propia consorte afirmó que se trataba de una neumonía.
Un escándalo sacudía otra vez a la monarquía a mediados de diciembre. En este caso de la mano del príncipe Andrés tras vincularle con Yang Tengbo, un supuesto espía chino que fue expulsado del país por suponer "una amenaza para la seguridad nacional".
Un mes antes, Carlos III le retiraba a su hermano su asignación económica de un millón de libras anuales.
A finales de año llegó el décimo momento clave de este trágico año para los 'royals' británicos: el rey debía continuar con su tratamiento contra el cáncer en 2025.
Suscríbete a las newsletters de Informativos Telecinco y te contamos las noticias en tu mail.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.