La historia personal de Andrew Garfield y la lección de vida que dio tras la muerte de su madre
Lynne Garfield, su madre, murió en 2019 de cáncer de páncreas
Desde entonces, el actor ha hablado abiertamente sobre cómo lidiar con el duelo de una pérdida así
Andrew Garfield acaba de estrenar 'Vivir el momento', su nueva película junto a Florence Pugh
En Hollywood, muy de vez en cuando aparece una estrella que gusta a todo el mundo, de la que nadie habla mal y cae bien por naturaleza. Hay pocas, pero las hay. Y una de ellas es el actor Andrew Garfield. Protagonista de películas como ‘La red social’, ‘The Amazing Spider-man’ o ‘Nunca me abandones’, el joven actor siempre apuesta por proyectos diferentes y su carisma y magnetismo traspasan la pantalla. Pero, en los últimos meses, ha destacado por una muy interesante reflexión sobre la muerte de su madre. Y en un programa que nunca habríamos imaginado: ‘Barrio Sésamo’.
En una conversación con el personaje de Elmo, Andrew Garfield le explica cómo ve él el duelo tras la pérdida de un ser querido. “Estoy pensando en mi mamá hoy. Falleció hace poco y simplemente la extraño mucho”, comienza diciéndole a Elmo. El muppet rojo le ofrece sus condolencias, pero Andrew rápidamente le explica que no es necesario. “Está bien, no tienes por qué disculparte. De hecho, es bueno extrañar a las personas. Esa tristeza es como un regalo. Es una cosa bonita de sentir, de alguna manera, porque extrañar a las personas significa que de verdad las quisiste”, explica el actor con asombrosa naturalidad. “Cuando echo de menos a mi mamá, recuerdo todos los mimos que solía recibir de ella, todos los abrazos que me daba. Y de una forma rara, el extrañarla hace que me sienta cerca de ella”.
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Este discurso fue ampliamente aplaudido por el público y por expertos en psicología. Primero, por aparecer en un programa infantil, pudiendo ayudar así a miles de niños que pasan o pasarán por una situación parecida. Y segundo, por hablar claramente sobre la muerte, pero desde una perspectiva positiva y que intenta mostrar lo que significa realmente la pérdida.
Extrañar a las personas significa que de verdad las quisiste
Y es que la madre de Andrew Garfield, Lynne, que murió de cáncer de páncreas en 2019, fue una figura clave en la carrera interpretativa del actor. De hecho, desde sus inicios. Porque cuando era pequeño, su vida iba a ir por otro camino. Concretamente, el deportivo, ya que su padre insistió mucho en que probara suerte con la gimnasia. Y lo cierto es que se le daba muy bien, hasta que se dio cuenta de que no iba a ser su destino. “Esto no es una infancia”, reflexionó cuando su entrenador ruso se sentaba sobre su espalda mientras él hacía flexiones. “Ese momento fue mi primera rebelión contra mi padre y su sistema de valores de aquella época: éxito y medallas de oro por encima de cualquier sentimiento de diversión, confort o placer”.
También quiso probar suerte en la natación, ya que su padre se había convertido en un entrenador muy importante. Pero tampoco consiguió lo que buscaba. “Era como un sentimiento parecido al de la película de ‘El show de Truman’. Cuando tienes la sensación de ‘Siento que hay algo más, y no soy capaz de identificar qué es ese algo más, pero sé que existe. Y si no existe, estoy en un verdadero problema’” reflexionó Andrew en una reciente entrevista para Esquire. Así que también dejó la natación, como un nuevo acto de rebeldía contra la pragmática visión de su padre, y decidió hacer caso a su madre, que le sugirió que explotara su vena creativa. Así que se apunto al teatro en el instituto, y al descubrir lo mucho que le gustaba, decidió seguir probando suerte en el mundo de la interpretación.
El actor ha compartido muchas veces lo importante que fue la figura de su madre Lynne como apoyo fundamental para el desarrollo de su carrera. Su muerte fue algo inesperado y devastador, pero con el tiempo, Andrew ha encontrado su particular forma de pasar el duelo. Hace poco recordó en una entrevista para Entertainment Weekly cómo Jessica Chastain detuvo el rodaje de ‘Los ojos de Tammy Faye’ para que el actor pudiera volver a Inglaterra a pasar los últimos días con su madre. “Tuvimos todo el tiempo de calidad posible cuando ella estuvo viva. Y esas últimas dos semanas que pude estar con ella puede que fueran las dos semanas más profundas de mi vida”.
Esta primera semana de enero ha estrenado la película ‘Vivir el momento’ junto a Florence Pugh. Una historia que habla precisamente sobre el duelo, la pérdida y cómo lidiar con algo que sabes a ciencia cierta que va a llegar a su final. El actor ha confesado que rodar esta película le ayudó a procesar el duelo de manera diferente, y a entenderlo. "Hay tantos momentos, por supuesto, en los últimos cinco años, en los que he dicho: 'Bueno, ella no debería haber muerto. Mi madre no debería haber muerto tan joven, y no debería haber muerto sufriendo, y no debería, no debería, no debería, no debería.' Es tan arrogante por mi parte. Es tan egoísta por mi parte cuando estoy en esos momentos. Y es humano. No me estoy avergonzando por ello. Es una respuesta humana, porque no tiene sentido, se siente injusto, se siente injusto.”, explicó para The Hollywood Reporter. “En mi proceso de duelo, uno de los momentos más curativos, reconfortantes y tranquilizadores que he tenido es darme cuenta de que esto ha sido así desde tiempos inmemoriales.”
La interpretación de Andrew Garfield es uno de los aspectos más destacados de la película dirigida por John Crowley (‘Brooklyn’) y su gira promocional está destacando por hablar directamente desde el corazón, sobre la importancia de decir a nuestros seres queridos que les queremos, y sobre todo, la necesidad de disfrutar el tiempo que nos queda juntos. Algo que también destacó tras el rodaje de ‘Tick, tick… boom!’.
“Hacer este proyecto, o cualquier proyecto, así como el arte en sí, te ayuda a lidiar con el duelo. Me encanta hablar sobre el tema, por cierto, así que si lloro, es… algo bonito. Este es todo el amor que queda por expresar. La pena que se queda con nosotros hasta que fallecemos porque nunca se dispone del tiempo suficiente para estar los unos con los otros, ¿verdad? Da igual si alguien vive hasta los 60, los 15 o los 99 años. Así que espero que este dolor se quede conmigo porque es todo el amor inexpresado que no pude llegar a transmitirle. ¡Y eso que se lo decía a diario! Todos se los decíamos cada día, era la mejor de todos nosotros”.
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