Isabel Pantoja ha despedido 2024 con un concierto inolvidable en el escenario del 'Festival Starlite Christmas', donde su poderosa voz y su conexión con el público han vuelto a brillar. Aunque el evento ha contado con grandes momentos, también ha habido ausencias notables, como la de su sobrina Anabel, quien no ha podido asistir debido a que se encuentra en Canarias cuidando a su hija recién nacida, Alma. En 'Vamos a ver', te contamos todas los detalles de esa mágica noche.
A pesar de la ausencia de Anabel, Isabel ha tenido muy presente a su sobrina durante la velada. Como es tradición en sus conciertos, la tonadillera ha invitado a una artista especial, en esta ocasión La Húngara, quien desde pequeña ha admirado profundamente a Pantoja. Juntas han interpretado la canción 'Garlochí', un momento en el que Isabel ha aprovechado para dedicar unas emotivas palabras a su sobrina: "Vamos a hacer el baile de mi Ana, mi Anabel, un besito amor mío y para la niña, que te quiero amor mío, la más guapa del mundo. La coreografía es de ella así que se la vamos a dedicar todo el público presente".
Esta dedicatoria, acompañada por una coreografía creada por la propia Anabel, se ha convertido rápidamente en viral en redes sociales, destacando la conexión entre tía y sobrina a pesar de los rumores sobre un posible distanciamiento. La emotiva mención de Isabel y su reconocimiento hacia Anabel y su hija Alma han sido uno de los momentos más destacados de la noche, mostrando que los lazos familiares permanecen fuertes.
Otras ausencias de la noche fueron sus propios hijos, Isa Pi y Kiko a quienes también ha tenido muy presente a pesar de las numerosas polémicas. Sentada en una silla frente a un público completamente entregado, Isabel cantó versos que reflejaban su dolor y amor contradictorio hacia sus hijos: "Quisiera decir no continuamente, y estoy diciendo sí horas tras horas...quisiera destruirme de repente, quisiera revivir en cada aurora...Te veo cuando cierro las pestañas, te llamo sin llamar con voz de plomo...Te quiero cuando te odio, todavía te llevo como un grito en las entrañas y no sé cuándo, ni por qué, ni cómo, odiándote te digo 'vida mía, vida mía'".
Con estas palabras, Pantoja ha mostrado su vulnerabilidad y tristeza, reconociendo que a pesar del distanciamiento con Kiko Rivera y las recientes declaraciones de Isa Pantoja, quien ha revelado haber sufrido desprecios y humillaciones en Cantora, su amor como madre permanece intacto. Este último concierto ha evidenciado el lado más humano y frágil de Isabel Pantoja, quien, entre lágrimas y emociones a flor de piel, ha dejado claro que, aunque la relación con sus hijos esté rota, no puede olvidarlos. Un cierre de año inolvidable, donde la artista ha demostrado que detrás de la estrella, existe una madre que sigue luchando con su dolor.