Desde que Felipe VI ascendió al trono en 2014, sus discursos de Navidad han formado parte de uno de sus tradicionales y más esperados compromisos anuales. Cada noche de cada 24 de diciembre desde hace 10 años el rey entra en los hogares de todos los españoles para hacer balance del año y enviar sus mejores deseos. Su debut como soberano fue hace una década y ahora será este martes 24 cuando pronuncie su undécimo discurso como monarca español.

Casi todos sus discursos navideños han tenido como escenario su despacho del Palacio de la Zarzuela, un detalle que no es casual. Sin embargo, en 2015 decidió innovar -era su segundo discurso como rey de España- y recurrió al Salón del Trono del Palacio Real de Madrid. Era la primera vez desde que se volvió a instaurar la monarquía que la grabación no se producía en la residencia oficial de un monarca.

"Esta noche me dirijo a vosotros desde el Palacio Real, donde la Corona celebra actos de Estado en los que queremos expresar, con la mayor dignidad y solemnidad, la grandeza de España. Este Palacio es de todos los españoles y es un símbolo de nuestra historia que está abierto a todos los ciudadanos que desean conocer y comprender mejor nuestro pasado. En sus techos, en sus paredes, cuadros y tapices, en definitiva, en todo su patrimonio, se recogen siglos y siglos de nuestra historia común. Y esa historia, sin duda, debemos conocerla y recordarla, porque nos ayuda a entender nuestro presente y orientar nuestro futuro y nos permite también apreciar mejor nuestros aciertos y nuestros errores; porque la historia, además, define y explica nuestra identidad a lo largo del tiempo", comentó entonces.

Aquel 2015, hace nueve años, fue la primera y la última vez en la que Felipe VI pronunció su discurso en estas fechas tan señaladas. Cabe destacar que también fue la única vez que durante su mensaje navideño se afeitó su tan característica barba.

La web de Informativos Telecinco ha querido ahondar en el motivo por el que se optó por este escenario y por el que el padre de la princesa Leonor no ha vuelto a dirigirse a los españoles en el mes de diciembre desde este enclave histórico. Hemos hablado con la respetada periodista, escritora y experta en Casa Real Rosa Villacastín -que se jubiló del periodismo tras 50 años de ejercicio en mayo de 2024- para conocer la verdad que hay detrás de este cambio.

Villacastín considera que la razón por la que desde el equipo del rey Felipe se decidió hacerlo desde el Palacio Real fue para "darle más empaque" al mensaje y proporcionarle ostentosidad. Sin embargo, la periodista asegura que "resultó muy frío y rimbombante", mientras que Zarzuela es "más familiar y acogedor".

No es una novedad que desde que Su Majestad fue proclamado rey ha querido transmitir una imagen más cercana de la familia real. Incluso su estilo a la hora de dialogar se volvió "más moderno y cercano", evidenciando el apoyo y la "influencia" de su esposa la reina Letizia tanto "en el tono" como en la "vocalización", subraya la experta.

El despacho del rey ha sido el escenario por excelencia desde entonces. Es un espacio donde desempeña gran parte de sus funciones como jefe de Estado por lo que, al optar por este lugar, Felipe VI refuerza la idea de un monarca cercano, alejándose de una imagen excesivamente ceremonial o distante.

Pero no es solo su lugar de trabajo, sino también un escenario lleno de elementos cuidadosamente seleccionados como fotografías familiares junto a Letizia y sus hijas Leonor y Sofía, libros y objetos presentes en el plano del discurso que están estratégicamente elegidos para transmitir valores como la unidad familiar, la cultura y la memoria histórica. Cada detalle contribuye a reforzar un mensaje de estabilidad, compromiso y naturalidad.

Además, el despacho de Zarzuela es menos formal que el Salón de Audiencias o el Palacio Real, ya que ofrece un marco más íntimo y accesible, en sintonía con el tono conciliador, especial, personal y familiar que suele caracterizar estos mensajes del rey.

Usar el Palacio Real, reservado principalmente para actos de Estado y ceremonias oficiales, podría dar una impresión más distante, ostentosa e impersonal, lo cual contrasta con el carácter reflexivo y cercano que se busca transmitir en los discursos navideños de Felipe.

El rey siempre aparece sentado, alrededor de elementos como fotos familiares, banderas de España y algún que otro adorno navideño como un Belén o el árbol de Navidad.

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