En el otoño de 1972 todo estaba dispuesto para que Amador Mohedano contrajese matrimonio con Luisa, su novia de toda la vida. Sin embargo, un concierto de Rocío Jurado en Alicante daría un giro de 180 grados a la vida del representante y por consiguiente a la de todo el clan Mohedano.
Tal y como el propio Amador Mohedano relató en el plató de ‘Déjate querer’, al acabar aquel concierto en Alicante una jovencísima Rosa Benito se acercó hasta el camerino de Rocío Jurado para conseguir hacerse una fotografía con su ídolo. Amador quedaría prendado al instante de aquella joven alicantina que tiempo después se convertiría en su mujer y madre de sus cuatro hijos.
Rocío Carrasco ha relatado por primera vez en televisión cómo fue el momento en el que la familia Mohedano se enteró de que Amador rompía sin previo aviso su compromiso con Luisa: “Mi madre se enteró estando en Chipiona por una llamada de teléfono, estaba con su hermana Gloria, con los hermanos de mi padre e incluso con Luisa allí (…) La llaman por teléfono y le dicen que Amador está con otra persona y que hay, así se entera, creo que fue él mismo quien la llamó (…) Gloria se lo toma muy mal, muy mal, muy mal, Rosa no es santo de la devoción de Gloria desde el principio, de hecho se tiran bastante tiempo sin hablarse, realmente la relación de ellos nunca ha sido idílica, cuando parece ser que se han unido todos es a partir de que muere mi madre, con ella en vida eso no era así ni mucho menos”.
Aunque la relación de Amador Mohedano con Rosa Benito fue algo que pilló por sorpresa a los Mohedano, lo cierto es que con el paso del tiempo terminaron aceptando la decisión del representante de la cantante hasta el punto de que todos ellos asistieron con una sonrisa a la boda de la pareja, tal y como recogió la prensa del corazón de la época.
Según contaban en una de estas revistas, Rocío Jurado habría regalado a la pareja por su enlace un piso situado en Madrid y valorado en aquel momento en algo más de siete millones de pesetas. Sería el propio Amador el que tiempo después reconocería que el dinero resultante de la venta de ese piso (propiedad de Rocío Jurado) se repartió en partes iguales entre Amador y Gloria: “Con eso mismo se ve que mi madre se sentía con la responsabilidad de mantener a sus hermanos, de darles dinero de la venta de una propiedad que ella había pagado con el sudor de su trabajo, como si fueran sus hijos”, explica Rocío Carrasco.