Elisa ha invitado a Ruth, Moncho y a su hijo, Orión, a comer a su casa. La amable vecina les ha preparado un rico arroz ¡pero lo ha hecho con caracoles! La familia, que es vegana, ha montado en cólera y han iniciado un duelo interno entre lo que deben o no deben hacer.
Orión, que nunca había probado la carne, se ha quedado embrujado por su sabor y no ha querido volver a pasarse a la lechuga. Además, no contenta con eso, Elisa le ha descubierto el rico mundo del chuletón ¡y al niño le ha encantado!
En un momento de desesperación, sus padres han intentado hacerle ver que los animales tienen sentimientos, pero se han pasado con el discurso: “Ese ternerito es un pobre animal inocente que ha sido asesinado y ahora mismo se está descomponiendo en tu estómago llenándolo de toxinas”, la ha explicado Moncho a su hijo.
Por eso (y para enmendar su error), Moncho ha dejado a un lado sus ideales y se ha atrevido a probar una hamburguesa para que su hijo vea que no pasa nada por tomar carne de vez en cuando: “A veces es bueno comerse algún animalito para controlar sus poblaciones y que no haya epidemias”, ha añadido Ruth.
Pero las palabras de Moncho habían sido tan fuertes que, cuando ha metido un trozo de carne en la boca, Orión ha salido corriendo al grito de “¡Asesino!”.