A la tercera va la vencida. Ana Soria, novia de Enrique Ponce, se ha sentado por primera vez en un tendido para apoyar al diestro y verlo torear.
Se esperaba que Ana lo hiciera el pasado sábado, cuando el diestro regresaba a los ruedos en la plaza de toros de Osuna (Sevilla), pero no fue así. Tampoco asistió a la histórica corrida del domingo 2 de agosto en la que el Ponce celebraba los 30 años de su alternativa de Navas de San Juan. Ha sido este lunes durante un festejo en Huelva cuando la joven se ha dejado ver sentada en la segunda grada de la plaza.
Ana no ha estado sola viendo torear a su novio, sino que lo ha hecho acompañada de algunos amigos, que tampoco han querido perderse la faena de Ponce y de paso arropar a su amiga en esta importante cita.
A ratos tranquila, a ratos inquieta, Ana Soria no le ha quitado ojo al matador. En algunos momentos, incluso, ha sido incapaz de ocultar su nerviosismo, llevándose las manos a la cara como gesto evidente de preocupación cuando Ponce se arrimaba mucho al animal.
Después de la corrida y ya mucho más relajados, la pareja se reencontró en el hotel en el que que se alojaba el torero. Junto y entre arrumacos, Ponce y Ana Soria, junto a algunos amigos, brindaron por la faena en el balcón de la habitación y salieron a cenar.