Sandra ha llegado al plató de 'El diario de Jorge' para cantarle las cuarenta a David. Ella ha llegado al límite y ha querido decirle a su hijo que deje su profesión de gogó. Sin embargo, por lo que más está enfadada es porque David no limpia ni la casa ni su propia habitación. Según Sandra, su hijo David es muy desordenado y sucio.
Jorge Javier le ha preguntado en qué trabaja ella y Sandra ha contestado que es limpiadora y que está harta de que la gente sea tan cochina, al igual que su hijo: "Son muy marranos, yo he estado en pisos turísticos trabajando... Basura, los platos llenos de comida en el fregadero, todo de pelos..." Sandra ha indicado que se ha encontrado hasta preservativos inflados: "Tú imagínate, ¿inflados de qué?", le ha detallado al presentador.
En ese momento, Jorge Javier no ha podido aguantarse la risa: "No hay cosa que más me guste, que hablar de cochinadas". El plató también ha comenzado a reírse al escuchar la conversación tan surrealista que estaban teniendo Sandra y Jorge Javier. No obstante, la charla ha cambiado de repente al ver unas fotografías del hijo de Sandra en pantalla.
Las fotos que han salido en el plató eran de David disfrazado como gogó luciendo abdominales. Jorge Javier se ha quedado impactado al ver al hijo de Sandra: "¡¿Ese es tu hijo?! ¿Le voy a conocer?" Sandra le ha asegurado al presentador que además está muy dotado: "Tiene una trompa".
Jorge Javier ha querido interesarse más sobre el asunto y Sandra ha admitido que se lo ha visto cuando se ducha. Tras esto ha salido una foto vestido de Papá Noel: "No me digas, el Papá Noel, si te viene a traerte los regalitos", ha dicho Sandra. Al final, el presentador le ha hecho a Sandra la pregunta clave: "¿Me ves muy mayor para tu hijo?" La madre ha respondido con un sí rotundo, por lo que las esperanzas de Jorge se han desvanecido.
Cuando David ha salido al plató, Jorge Javier le ha pedido que hiciese una demostración de su talento como gogó. La música ha comenzado a sonar y David se ha arrancado a bailar sensualmente para el presentador. Su conversación y el posterior reencuentro con su madre, donde le ha exigido que limpie, tampoco han tenido desperdicio.