El hallazgo de unos huesos de mujer calcinados reabre un antiguo caso de desaparición. El equipo se pone manos a la obra con nuevos interrogatorios e investigaciones con el objetivo de descubrir quién fue el verdadero culpablo.
Mientras, la investigación de las desapariciones del pantano no consigue resultados. De hecho, el caso se complica aún más cuando aparece un tercer coche abandonado en las mismas condiciones que los dos anteriores: abierto y con todas las pertenencias de la dueña en su interior. Aunque, en esta ocasión, Sebas localiza algo nuevo: hay manchas de sangre en el vehículo.
Por otro lado, aumenta la tensión entre Ramallo y Sonia. A pesar de haberse convertido en compañeros, la situación entre ellos no se calma. Más bien al contrario. Cada día parecen tener más diferencias y estar más lejos de un entendimiento.
Sebas, por su parte, tiene problemas de convivencia con sus hijas. Su exmujer ya ha viajado a Santander para comenzar allí su nueva vida y él no consigue entenderse con sus hijas adolescentes.