La inspectora Sonia Ledesma acababa de dar con el paradero de Lidia. Ya con ella, y tratando de abandonar el lugar en el que se encontraba, ambas escuchaban un disparo que podía cambiarlo todo.
Ledesma había conseguido localizar a Lidia con la colaboración de Spider, quien hasta ahora habíamos conocido como el sicario de los hermanos Reyes. Mientras ella sacaba a la joven del cuarto en el que Nano Reyes la había ocultado y maltratado, Spider salía corriendo hacia la zona en la que habían dejado al pequeño de los Reyes esposado.
Tras oír el disparo, la inspectora llega a ese mismo lugar y alucina con lo que ve: Nano Reyes está tendido en el suelo y es Spider quien tiene la pistola en la mano. “Suelta el arma”, le pide Sonia. “Se ha soltado, se me ha echado encima…”. Ella le pide que se calle pero él tiene algo importante que decirle.
“Escúchame, soy compañero”, le dice. “Soy policía. Me llamo Rubén, mi número de placa es el 389382. Trabajo en la unidad de estupefacientes. Mi superior es el inspector jefe Aguirre. Acabamos de jod** una operación en la que llevaba trabajando un pu** año. Llama a mi unidad y confirma antes de hacer ninguna tontería”. La inspectora se queda paralizada con sus palabras y baja el arma.