El equipo de desaparecidos ha dado un importante paso en la investigación de Lidia. Tras atar muchos cabos y trabajar duro en su caso, por fin han conseguido tener una conversación cara a cara con la joven.
Uno de los empleados de los Reyes, el mismo que persiguió a Sonia cuando se acercó a la casa, le ha dado el chivatazo a la inspectora: Lidia está prometida con Tito y tiene al prueba del vestido de novia en una tienda en la calle madrileña de Serrano.
Sin pensárselo dos veces, y tras haber tenido el consentimiento de Santiago, Sonia se planta allí en el momento indicado. Haciéndose pasar por dependienta, entra en el probador y consigue hablar con Lidia por primera vez.
Al presentarse como policía de la Unidad de Desaparecidos, el rostro de la joven cambia por completo, pero ella comienza su discurso: “Tu padre está muy preocupado por ti. Y Estela. Tu padre se está volviendo loco”.
Aprovechando que está vestida de novia, le pregunta si realmente quiere hacerlo o si está presionada por alguien: “¿Estás loca? Le quiero y él a mí”, responde muy segura. “Díselo a mi viejo, a ver si me deja en paz de una p*** vez. Dile que ni estoy secuestrada, ni quiero volver a verle en mi p*** vida”.
Y, antes de marcharse, Sonia le mostraba a Lidia a través de las imágenes de su teléfono lo que le había ocurrido a su amiga Berta. Imágenes que no se correspondían con la versión que a ella le había contado su prometido y que hacían que rompiera a llorar frente al espejo.
Tras dar miles de vueltas a su encuentro con Sonia y a todas sus palabras, Lidia decide hablar directamente con Tito. Su reacción no es para nada la que espera y, finalmente, y valorando todo lo acontecido, decide llamar a su hermana: “Estela, soy Lidia. Por favor, venid a buscarme, estoy en casa de Tito. Por favor, Estela, rápido”. Pero, aunque creía estar sola en ese momento, alguien escucha todo y su futuro se vuelve absolutamente incierto.