En 2008, un joven veinteañero salió a correr de noche por su barrio y desapareció sin dejar rastro. Fue dado por muerto años después, su madre siempre pensó que el cadáver no pertenecía a su hijo a pesar de tener en uno de los brazos el mismo tatuaje. El comisario que llevó este caso siempre les dio a entender que su hijo era un delincuente y tras aparecer este cadáver dio el caso por cerrado.
Pero nuevas evidencias harán que Sonia y Azhar se encarguen del caso y descubran tras exhumar el cuerpo, que ese no es Manuel sino otra persona. Se trata de un argentino que curiosamente vivía con su novia en el piso de al lado de Manuel. Pero su novia acabó con él, un crimen pasional.
Las agentes conseguirán dar con las pertenencias de Manuel, y tras cruzar datos de la policía y la Guardia Civil darán con la identidad de esa persona. Sonia pedirá interrogar a la novia, quien confesará que mataron a su vecino inesperadamente. Ellos solo querían quitarle el DNI. Querían suplantar su identidad gracias a su gran parecido físico, para pedir préstamos a su nombre.
Sonia y Santiago Abad pedirán explicaciones al comisario tras descubrir los enormes errores judiciales y policiales del caso.