La madre de Luis Rubiales, Ángeles Béjar, se encerró en la Iglesia de la Divina Pastora de Motril en una declarada huelga de hambre contra la "cacería inhumana y sangrienta" al suspendido por la FIFA como presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) tras su polémico comportamiento en la final del Mundial de Fútbol Femenino y su beso en la boca a la jugadora Jennifer Hermoso. Ángeles Béjar pretendía atender a los medios de comunicación en su tercer día encerrada pero el párroco de su iglesia salía anunciando que estaba en el hospital tras sufrir una crisis.
Eran las seis y media cuando por fin las puertas de la iglesia de la Divina Pastora en Motril se abrían. Los medios de comunicación habían estado esperando a la comparecencia anunciada por Antonio, el párroco de la iglesia, asegurando que Ángeles Béjar iba a hablar. Sin embargo, era el sacerdote quien reaparecía sorprendiendo a todos.
"Ha tenido una crisis entonces le han tenido que llevar de urgencia al hospital. Aquí ya no está. Estaba la mujer cansada y con muchos problemas más además del anímico. Estaba angustiada, mareada, decía que notaba algo raro... Se ha decidido que se la lleven. Ha salido hace diez minutos por la puerta trasera", anunciaba el párroco.
Antonio aseguraba que Ángeles Béjar seguía sin comer y tan solo bebiendo agua y bebidas isotónicas. "Estaba mal y cansada de estar aquí. Estaba incómoda", explicaba revelando que "tenía los pies hinchados y eso ha ido a más". Por otra parte, añadía que la familia estaba informada de todo y que "el hijo le ha llamado y están en contacto".