Sonsoles Ónega se emociona al ver el reencuentro de dos ancianos con sus hijos en una residencia: "Madre mía, qué momento tan bonito"
Las residencias de las Comunidades que han pasado a la fase 2 permiten desde hoy visitar a los ancianos
Desde hoy, los centros de mayores de las provincias que acaban de pasar a la fase 2 ya pueden organizar visitas entre los ancianos y sus familiares, tras varios meses sin verse por culpa de la pandemia del coronavirus. ‘Ya es mediodía’ asiste en directo a dos de estos emocionantes reencuentros, que han tenido lugar en una residencia de Pinto, en Madrid.
Las medidas de seguridad para proteger a los mayores son extremas: mascarillas, desinfección de manos y zapatos nada más entrar, encuentro al aire libre y con una mampara transparente para separar. En Madrid es obligatorio que las visitas sean individuales, en un espacio aislado y de 30 minutos. Todo, para evitar que vuelva a producirse una tragedia como la vivida y que ha dejado más de 17.000 fallecidos en residencias de mayores.
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En el programa hemos visto en directo el reencuentro de Charo y Fausto, de 96 años, que ha superado el coronavirus. También el de Manuel, de 86 años, y su hijo Jaime. La llegada de Manuel, alegre y saludando al ver a su hijo, ha emocionado a Sonsoles Ónega, que al final ha querido dar las gracias a las familias por haber compartido este precioso reencuentro con todos los espectadores: “Les agradecemos de todo corazón que hayan tenido la generosidad de prestarnos este momento”.
Los hijos y los padres estaban separados en el patio de la residencia, sentados en sillas y manteniendo siempre la distancia de seguridad, aunque nada más verla Fausto ha intentado acercarse a su hija para abrazarla. Finalmente se ha colocado en el espacio reservado para él, mientras Charo se comunicaba con él elevando la voz y todo lo cerca que le permiten las medidas de seguridad, ya que Fausto tiene problemas de oído.
Por su parte, Manuel estaba muy contento también de ver a Jaime y ha contado que en la residencia le han cuidado muy bien, a pesar de todas las restricciones a las que los ancianos han estado sometidos estos meses. “Es una gloria esto de ver a los hijos”, ha afirmado.
Una vez acabada la conexión, cuando el reencuentro ya ha pasado a la intimidad de las familias, Sonsoles ha dicho, con una gran sonrisa y feliz por lo que acababa de vivir: “Madre mía, qué momento tan bonito”