Tan solo unas horas después de anunciarse que ‘Sálvame’ realizará un homenaje a Rocío Jurado el próximo día 14 de diciembre en el que por primera vez su hija Rocío Carrasco descubrirá que tienen los 18 contenedores que guardan sus pertenencias más íntimas, Rosa Benito ha vuelto a emocionar y a recordar a la Más Grande en su intimidad.
A Rosa no le ha sorprendido que las cosas de Rocío llenen 18 contenedores, de hecho ha recordado que muchísimas cosas están en Chipiona y que Rocío Jurado lo guardaba todo “Hay muchísimas cosas, es normal… Ella sale de Chipiona en el año 61”. Eso sí, ha dejado claro que ella no sabía dónde estaban las cosas de la cantante “Yo no lo sabía y muchas veces me he preguntado "¿Dónde estarán las cosas de mi cuñada?" Me enteré ayer… yo pensaba que tenía que estar en un guarda muebles… Tenía armarios por toda la casa, en el garaje hizo armarios y guardaba trajes desde que ella salió desde Chipiona”.
Nos ha contado que dentro de esos contenedores está una vida entera en la que habrá fotos, música, vestidos y hasta el famoso Seiscientos que Rocío compró en la Expo de Sevilla y que le costó 18 millones de pesetas “ganados con el sudor de su frente”.
La casa de la Moraleja, Villa Jurado para unos y Montealto para la Más Grande, fue la última residencia de Rocío Jurado y un lugar que siempre tenía la puerta abierta para su familia y los medios de comunicación. A Rocío le encantaba celebrar las cosas buenas de la vida y cada 18 de septiembre salía a la puerta de casa para brindar con sus niños de la prensa, como ella nos llamaba.
En Montealto, su casa de la Moraleja, siempre éramos bien recibidos. A Rocío Jurado le gustaba compartir sus momentos más felices y allí nos presentó a sus hijos Gloria Camila y José Fernando, celebró los cumpleaños de sus nietos, fiestas de Navidad… Pero esa casa también fue testigo de los peores momentos de Rocío. Fue allí dónde nos comunicó que tenía cáncer y desde dónde emprendió su último viaje en 2003.
Rosa Benito guarda grandes recuerdos de la casa de la Moraleja porque en ella han sido muy felices e incluso allí, celebró la comunión de sus hijos. Pero cuando Miguel Ángel Nicolás le ha preguntado por su primer recuerdo de La Moraleja, Rosa lo ha tenido clarísimo “El primer recuerdo es ella, con ese batón, andando con el pelo recogido… Mandando “poned la mesa que vamos a comer” Era todo ella… Le pregunté por un cuadro muy bonito y me dijo… “Hija de la gran… si es cuadro viene de Monteclaro”’.
Es más, Rosa nos ha contado que cuando va al barrio se para frente a la casa y se pone a recordar “me quedo en el coche y miro y digo “que cosas más bonitas hemos vivido aquí”. Algo que también le pasa a su hijo Fernando, quién adoraba a su tía, y que no quiere quedarse con las ganas de volver a entrar en esa casa.