Este año muchas sillas quedaran vacías, sentarnos a la mesa y ver vacío el espacio que siempre ha ocupado nuestro padre, esposo o abuela. Un dolor por la ausencia que estará marcado en el mejor de los casos por las restricciones y en el peor por la pérdida de un ser querido. Un dolor que aunque no es evitable, sí podemos intentar llevar de la mejor forma posible durante la Navidad.
Tenemos la costumbre de volver a sentarnos igual que lo llevamos haciendo el resto de nuestra vida y sin darnos cuenta dejaremos vacío el sitio de esa persona que ya no está a nuestro lado. Una pérdida que además, nos hace sentirnos culpables porque estamos en un momento de celebración y esa persona ya no está a nuestro lado.
Muchas muertes por coronavirus, muchas pérdidas ligadas al virus y otras que no tienen nada que ver pero que nos han impedido despedirnos de nuestros seres queridos tal y cómo estábamos acostumbrados, darles el adiós que deseábamos. Y este año además, no podremos rodearnos de todos los nuestros para llevar su ausencia, la mesa contará con más sillas vacías que llenas por la distancia, las restricciones y la necesidad de mantener las medidas sanitarias. Una situación que no hará más fácil sobrellevar el llamado síndrome de la silla vacía.
Sin embargo, la psicóloga Ana Villarubia nos ha dado algunas claves para intentar llevar mejor este dolor y superar estas fechas tan señaladas. Primero hay que aceptar que es un momento muy doloroso “Se vive como una amputación” y tenemos que permitirnos sufrir, dejarnos sentir el dolor.
Es muy importante “aceptar el dolor, poderlo comunicar, expresar y ventilarlo” y olvidarnos de que el luto dura un año “dura lo que tiene que durar y hay que superar todas las primeras veces”. Además, la psicóloga nos ha animado a honrar a las personas que ya no están y volverles a sentir cerca. Para ellos podemos realizar rituales, despedidas, honrar la vida de los que ya no están, demostrarles que fueron importantes y despedirles como se merecen.