‘Ya es mediodía’ ha entrado en la casa del presunto descuartizador de Valdemoro, el tatuador que pudo matar a una joven de 18 años por reírse de su acento colombiano. Su vivienda, donde hacía los tatuajes de forma ilegal, tiene una decoración muy particular: está llena de muñecos, payasos diabólicos, calaveras, dibujos demoníacos y catanas, que este programa ha mostrado.
Uno de sus amigos, que estuvo con él horas antes de que, presuntamente, cometiera el crimen – con la ayuda de su exnovia, Celia – asegura, sin embargo, que a Leandro la “brujería y el satanismo le dan mucho yuyu”. Así cuenta él cómo vio al tatuador en esas horas previas: “No tuvo ninguna actitud extraña. Estaba muy bien, muy tranquilo y algo raro tuvo que pasar para que él, si lo hizo, tomara esa decisión. Lo que sí creo seguro es que, Celia, que era su novia, está implicada. Es imposible que cometiera ese asesinato él solo”.